El lunes pasado nos encontramos con uno de los directores del documental Il Solengo, estrenado este año en la cartelera argentina. A continuación, la entrevista.
EE: Quería que me cuentes de tu
formación, pero más que académica, que también, ¿qué te motivó a hacer cine?
¿Qué te apasiona del cine y de la imagen?
ARR: Yo siempre fui un apasionado del
cine. Cuando era joven, mi tío trabajaba como periodista en un diario y tenía
una selección de películas clásicas en VHS. Iba a su casa a robarle la
videocassette y así empecé a mirar los grandes clásicos del cine estadounidense
y los grandes clásicos del cine italiano. Después del colegio, me fui a Estados
Unidos porque yo tengo la doble nacionalidad. Nací allá en Mississippi. Estudié
al principio inglés y luego encontré una escuela de cine. Ahí empecé a realizar
cortometrajes. Después estudié literatura en Italia, pero siempre tuve una
aptitud hacia el hacer. Así que con colegas o compañeros tenían ideas para
filmar y empezamos a filmar documentales o ficción.
EE: ¿Tienes alguna anécdota o una
película en particular que te disparó?
ARR: Son diferentes las películas que
te van motivando a lo largo de la vida; las películas que te inspiraron en algún
momento ya no lo hacen o no de la misma manera. Todo va evolucionando como la
vida. Con respecto al documental, siempre ha sido algo instintivo siguiendo la
línea de algunos directores que se parecen a Werner Herzog. Pero en cuanto a
películas románticas, no hay muchas. Siempre fue sobre el hacerlas. Siempre
estuve interesado en el cómo vincularme con quienes iban a participar en los
documentales para que hubiese un buen trabajo.
EE: ¿Y cómo llegaste en particular a la
idea de Il Solengo, cómo surgió la
idea?
ARR: Nosotros, Matteo Zoppis y yo, habíamos realizado en esa zona un documental que se llama Belva Nera (2013), de unos treinta y seis minutos de duración. Ahí
habíamos entrado en contacto con este grupo de cazadores que viven en las
afueras de un pueblo que se llama Viano, como a una hora de Roma. Un día
almorzando nos enteramos de la historia mítica de este personaje que se llamaba
Mario de Marcella y quien vivía en una gruta y ese día nos llamo la atención la
forma como estos tipos contaban la historia, un poco contradictoria, mítica,
donde había episodios sangrientos de violencia. Nos interesó y comenzamos a
documentarnos, a investigar en el pueblo mientras terminábamos el documental anterior.
Un poco instintivamente hicimos un corto con algunos testimonio de los
cazadores, de los cuales quedó solamente
el que abre la historia en el largo, quien fue el primero que nos contó
sobre este hombre.
EE: Y que es el cazador que parece más
sensato.
ARR: Dentro de todo sí. Podría ser el
más sensato. Todos a su manera lo son.
EE: Exacto, pero es él quien da mas
perspectivas dentro de la situación.
ARR: Qué bueno que lo veas así.
Y
entonces realizamos esa pieza con la idea de mostrar la vida de esos
personajes. Llamamos a un amigo con el que trabajamos siempre y que es uno de
los carpinteros de la zona y con el cual habíamos trabajado el documental
anterior también. Lo seguimos un rato filmándolo con la 16 mm en los lugares donde decían
que vivió Mario de Marcella y luego filmamos en el comedor como para dar la
idea de que el cuento sale de ese lugar. Todo el relato se genera en ese lugar
donde la gente narra. Ésa fue la génesis de todo, una idea que después
empezamos a desarrollar.
Después
utilizamos esa pequeña pieza para promocionar el documental en Indiegogo, una página que es una especie de kickstarter, la utilizamos para financiarlo.
La mitad del documental está financiado por un crowdfunding y la otra mitad está financiada por el productor de la
película, Tomasso Bertani.
EE: Entonces, inicialmente el corto fue
un medio para llegar al largometraje.
ARR: Sí, el corto fue algo muy
instintivo que hicimos casi sin pensar. Era una manera para nosotros entrar en
la historia y sentir que ya estábamos empezando a hacerlo. De ahí, tratamos de
mantener de arrancar la escritura filmando. El trabajo documental tiene algo
distinto de búsqueda, de entrar en medio de la gente, explorar las historias.
EE: Es fascinante y delicado a la vez.
ARR: Gracias. Nosotros logramos tener una confianza muy
gran con esa gente que quisimos transportar a la pantalla intentando hacer de
ellos unos personajes, dejar de alguna manera cómo ellos son y ficcionalizar
las personas que nosotros veíamos, caracterizándolos un poco y enfatizando
algunas características como su forma de hablar y su personalidad. Con algunos
pudimos trabajar eso más que con otros por una cuestión de que algunos son
personajes más breves.
EE: Me llama la atención lo de
construir un personaje porque parece más dado a la ficción. Y el final me
insiste en esa ficcionalización. Es un final muy sorpresivo para ser un
documental. No sé si porque usualmente estoy acostumbrado a documentales más
tradicionales o porque he visto pocos documentales con ese giro. La primera vez
que lo vi me sorprendió muchísimo, pero la segunda vez incluso me hizo llorar.
ARR: A nosotros nos interesaba generar
ficción, generar un relato que no fuera realista, que no sea necesariamente la
realidad. Entregar un cuento de ficción que fuese en la dirección de un mito,
de un cuento popular. Nosotros lo que queríamos capturar era la sensación de la
primera vez que nos sentamos con ellos y nos contaron esa historia. Y tratamos
de trasladar en lenguaje fílmico ese relato mítico de una generación y que se
va armando de una manera no realista. No nos interesa para nada el realismo.
EE: Ahora que lo dices me doy cuenta de
por qué me gusta tanto: soy más de ficción.
ARR: Está bueno que lo digas porque
finalmente es él después de que empiezas a cuestionar la verosimilitud de lo
que van diciendo los personajes.
EE: Es un mito que toma vida finalmente,
una vida bastante dolorosa y sobrecogedora, pero vida a fin de cuentas. La
película es ver cómo toma vida un mito.
ARR: Eso. Ésa fue nuestra intención por
la conciencia de que para realizar ese documental no nos importaba llegar a una
verdad, sino llegar a una sensación. La verdad es relativa porque todos
potencialmente te están mintiendo.
EE: Incluso uno de los cazadores dice
“Nadie nunca sabrá la verdad”.
ARR: Ése era un poco el punto: ¿se
puede alcanzar la verdad sobre la vida? No se puede.
EE: También es cierto que los demás
personajes son importantes: también importa la vida de ellos. Incluso el pueblo
tiene resonancia porque hubo dos escenas (la primera, vemos la casa por fuera y
se escuchan las voces de los cazadores; la segunda, vemos varias casas y
resuenan las voces de varios cazadores
reunidos) en las que se ve la idea de que sus voces forman al pueblo.
ARR: También la intención que teníamos
era que, a través del mito de Mario de Marcella, mostrar la vida de este grupo
de cazadores. Cómo cuentan, hablan, viven, qué hacen. Las escenas empiezan a
formarse en ese pequeño grupo.
EE: Hablemos ahora de un punto
delicado: ¿Te molesta que la película se consiga en internet?
ARR: ¿Que esté pirateada? ¿Vos la viste
pirateada?
EE: La última vez, sí.
ARR: Jaja. Nosotros tratamos de
suspender la película pirateada porque todavía está recorriendo festivales.
Hicimos lo que pudimos con eso para que no nos comprometa con el hecho de que
es una película de bajo presupuesto. Tenemos ganas de que se vea lo más posible
pero también queremos controlar la salida que tiene.
Por
otro lado, el hecho de que quieran verla, nos halaga y está bueno. Me gustaría
generar otra salida para que sea vista. El tema de la exhibición de cine es muy
complejo y muy largo.
EE: Yo lo pienso además viniendo de
Venezuela. Yo tuve la oportunidad de verla en una función de prensa y eso en
Venezuela es difícil. Una película así no llega allá. Antes podría llegar, pero
ahora difícilmente.
ARR: ¿Vos qué pensás de las películas
en internet?
EE: No, no lo comparto por una cuestión
de experiencia con la sala de cine. No es lo mismo poder parar la película a
que ésta te absorba y te imponga un ritmo por una o dos horas. El momento más
evidente de esto fue cuando vi Las Horas (2002)
de Stephen Daldry. La vi descargada y me pareció una película normal. Después
la vi en el cine cuando estrenó en Venezuela y fue una experiencia
transformadora.
ARR: Sí, es otra cosa.
EE: También es cierto que si sólo
viéramos películas en el cine, veríamos muchas menos películas.
ARR: jaja, claro. Es un tema
interesante de discutir. No sé qué más decir de eso.
EE: jaja. Quería hablar un poco de la
música en Il Solengo. Esta vez que la
vi, conté los momentos donde suena la música…
ARR: JAJA
EE: Se escucha en cuatro momentos y en
principio nos genera expectativa, pero después de que matan el jabalí, se
desata un ritmo más envolvente y acelerado. Disfruté mucho la sencillez de la
música. Háblanos un poco de ella.
ARR: Nosotros trabajamos con el músico
que se llama Vittorio Giampietro con quien habíamos trabajado para el
documental anterior. Lo que quisimos hacer fue generar climas que tengan la
misma característica de ambigüedad del cuento, que no tendiera hacia un
sentimiento. Nosotros queríamos mantener un equilibrio y trabajamos largamente
con Vittorio hasta que encontramos lo que buscábamos. Él realizó la música con
un saxofón, con el teclado del mismo saxo y los silbidos con las melodías que
se incorporaban a la naturaleza de la manera más orgánica posible.
Obviamente
hay que remarcar el trabajo de los demás colaboradores de la película como la
fotografía de Simone D'Arcangelo, no solamente por el resultado, sino también por la actitud de
compromiso hacia el proyecto. Es una película que filmamos en muy pocos días,
con muy poco equipo.
EE: ¿Cómo cuántos días?
ARR: Quince días, poco más. Volvimos
para filmar algunas tomas que faltaban. Fue una linda experiencia que aporta al
resultado final de la película.
EE: No había caído en cuenta del todo
de que su cuidado en todos los aspectos (la música, la fotografía, la edición),
la hace ver más como ficción. No se suele ver tal cuidado de todos los aspectos
en documentales. Destacan unos elementos más que otros.
Bueno,
quería agradecerte tremendamente por el rato.
ARR: Muchas gracias a vos.