Entre las imágenes, los gustos, los comentarios y las discusiones de un grupo de cinéfilos.
miércoles, 31 de marzo de 2010
Escena de Salò o los 120 días de Sodoma. Segunda semana.
"(primer plano de una de las autoridades)
- ¡DISPARA!
(primer plano del muchacho mientras le apuntan con una pistola. Uno de los muchachos que lo sostiene jala el gatillo)
(primer plano de la autoridad)
Imbécil, cómo puedes pensar que la muerte sería tan fácil. ¿Acaso no sabes que nosotros pretendemos asesinarlos mil veces hasta el fin de la eternidad? Si es que la eternidad puede ser ilimitada".
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escena de la película,
Saló
jueves, 25 de marzo de 2010
Trailer de J'ai tué ma mère [Maté a mi Mamá] (Xavier Dolan, 2009)
(Para ver los videos en mejor formato, le pueden dar dos clicks sobre la imagen)
lunes, 22 de marzo de 2010
SALÓ O LOS 120 DÍAS DE SODOMA
SALÓ O LOS 120 DÍAS DE SODOMA (Italia/Francia)
Salò o le 120 giornate di Sodoma (Saló o los 120 días de Sodoma)
es una película de 1975 del poeta, ensayista, escritor y director
de cine italiano Pier Paolo Pasolini, basada en el libro
Los 120 días de Sodoma del Marqués de Sade.
Saló (como la película es comúnmente abreviada) se desarrolla en
la República de Saló, en 1944-45, en el norte de Italia,
durante la ocupación nazifascista. La película está dividida
en cuatro segmentos que aproximadamente hacen paralelo con el
Infierno de Dante: Anteinfierno, Círculo de las manías, Círculo
de la mierda y Círculo de la sangre.
Cuatro hombres poderosos, llamados el Presidente, el Duque,
el Obispo y el Magistrado, acuerdan casar a las hijas de cada
cual en un ritual libertino. Con la ayuda de varios colaboradores,
secuestran a dieciocho jóvenes (nueve hombres y nueve mujeres) y
los conducen a un palacio cerca de Marzabotto. Con ellos están
cuatro ex-prostitutas, también colaboradoras, cuya función será
la de contar historias que exciten a los hombres poderosos,
quienes entonces explotarán sexual y sádicamente a sus víctimas.
La película presenta 3 de los 120 días transcurridos en el
palacio, tiempo durante el cual los cuatro hombres poderosos
van concibiendo cada vez más aberrantes torturas y humillaciones
para su propio placer.
DIRECTOR
Pier Paolo Pasolini
ESCRITORES
Pier Paolo Pasolini
Sergio Citti
ELENCO PRINCIPAL
Paolo Bonacelli ... El Duque
Giorgio Cataldi ... El Obispo
Umberto Paolo Quintavalle...El Magistrado(as Umberto P.Quintavalle)
Aldo Valletti ... El Presidente
Caterina Boratto ... Sra. Castelli
Elsa De Giorgi ... Sra. Maggi
Hélène Surgère ... Sra. Vaccari (as Helene Surgere)
Sonia Saviange ... La Pianista
EDICIÓN
Nino Baragli
Tatiana Casini Morigi
Enzo Ocone
DIRECCIÓN DE ARTE
Osvaldo Desideri
Italo Tomassi
MÚSICA ORIGINAL
Ennio Morricone
DEPARTAMENTO DE MÚSICA
Arnaldo Graziosi .... piano
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Tonny O.
domingo, 21 de marzo de 2010
viernes, 19 de marzo de 2010
Blog de Fundación Nuevos Realizadores Venezolanos
Queridos amigos cinéfilos, paso a dejar este link (http://www.nuevosrealizadores.blogspot.com/) para que se metan. El blog está naciendo, es de una fundación nueva sin fines de lucro que ama y cree en el cine. El pana que lo actualiza, fundador de la misma, es el cineasta Willmer Pérez. Tengo un documental de él que vale la pena ver, según mi opinión. En fin, videen y tripeen. ¡Salud!
jueves, 18 de marzo de 2010
martes, 16 de marzo de 2010
El torpe encanto de la Academia: conversación sobre los Oscars (I)
TONY: Otro año, otra temporada de Oscars y con ella todo lo que implica esta extraña pero fascinante obsesión con estos premios, que a pesar de que cuya intensidad fluya dependiendo de las películas y actuaciones que opten por el premio, siempre está presente. Debo decir que este año, a pesar de haber apreciado un número significativo de las películas nominadas y con una nueva y controversial extensión a 10 nominadas, mi interés se apagó hasta que volvió un día antes de la ceremonia. No sé si es por la cantidad excesiva de premios precursores de los Oscars, pero los últimos años esa cualidad emocionante de competencia se ha perdido un poco y aún así me veo pegado al televisor cada año, anticipándolos desde las nominaciones hasta el día de la ceremonia...
EDUARDO: A mí me ocurre igual. Esta temporada estuvo particularmente más extensa, puede que nada más por unos días de diferencia con anteriores, pero que se sintieron más largos por la dichosa pelea entre David y Goliat, como muchos refiriendo en 'encontronazo' entre Avatar y The Hurt Locker, y que tampoco execraba a Inglourious Basterds, Precious y Up in the Air, cada una de las cuales tuvo su momento como favorita a ganar. Hubo dos cosas que se me hicieron pesadas y una tercera que se viene arrastrando desde años anteriores. La primera fue la pelea sucia entre productoras, tal cual como si fueran candidatos a elecciones gubernamentales, lanzándose indirectas, correos y entrevistas que le restan toda la emoción a y convierten los premios en meros caprichos y egoísmos. La segunda es James Cameron que, curiosamente, hace trece años me hizo seguir los Oscares por primare vez gracias a ese encanto que había tenido Titanic en mí. Pero que este año no soporté con su egotismo devorador. Es paradójico porque me parece un director confiable en términos de entretenimiento y fascinante en su técnica, pero un tramposo en cuanto a sus guiones y egocéntrico en cuanto a cómo promocionó tan infladamente a su Avatar durante toda la temporada de premios como "experiencia revolucionaria". La tercera es la reincidencia de los ganadores que, por más merecidos que sean, generan una temporada monótona, poco imaginativa que no permite distinguir si es una verdadera opción de que el que gana es el mejor o si es un intento de predecir el Oscar.
TONY: Debo admitir también que me irritó la campaña y la bulla de la supuesta revolución cinematográfica de Avatar que, a pesar de ser debatible si en realidad es revolucionaria o no, trajo consigo un aire de "predisposición" ya sea a favor o en contra de ella. Entiendo que los estudios necesiten promocionar sus películas y la promoción de Avatar sin duda la ayudó a convertirse eventualmente en la cinta más taquillera de la historia, pero eso también podría ser contraproducente para la experiencia del cinéfilo en cuanto a qué esperar y crear su propia opinión a la experiencia de verla que a una opinión prefabricada de que la película es, como si fuera un hecho, una revolución, un hito en la historia del medio. Ese tipo de publicidad proyecta unas expectativas que pueden ser contraproducentes a la reacción del espectador. Obviamente funcionó para James Cameron, pero ciertamente no todos compartieron la opinión de la supuesta revolución de Avatar.
EDUARDO: Exacto. Dale propaganda para crear expectativa, pero dale espacio al espectador para que él también decida. Sí me alegra que el Oscar no se haya convertido en su perro faldero. Es más, ya desde las caras de sus propios compañeros en la cena del Gloro de Oro (premios en los que vota la prensa extranjera, no los gremios), se veía la molestia latente en cuanto a la actitud de Cameron.
TONY: Bueno, yo no termino de estar convencido con la expansión de la categoría de Mejor Película porque me parece que las otras cinco están ahí como de sobra. Es casi como si estuvieran nominadas porque no tienen un chance real de ganar. Lo que falta es que las categorías de actuación y dirección sean expandidas a diez también. Sí, me alegra mucho que Up (probablemente mi película favorita del 2009) haya sido nominada pero es una nominación muy cómoda que no puedo evitar sentir que es por defecto, por la misma expansión. Sin embargo, dado a que los índices de audiencia han aumentado, aparentemente esa expansión a diez nominadas está para quedarse y tal vez lo mejor sea acostumbrarse a la idea.
EDUARDO: Por un lado, Distrito 9 es la mezcla perfecta entre lo comercial, la ciencia ficción y un comentario perceptivo de la guerra entre el ser humano y su propia alienación. Llega a ser tan observadora que a ratos se siente íntima en la transformación de su personaje principal. Up carga consigo un conjunto de impresiones y evocaciones sobre las relaciones humanas, la aventura, la edad y la imaginación que me provoca verla cada vez que la recuerdo. The Hurt Locker primero se encarga de volver tan vibrante la guerra como experiencia, tan aquí cerca de uno, antes de pretender delimitar y justificar la guerra. Esta es la guerra como necesidad y como obligación, no como política. Inglourious Basterds es un respiro, como una frescura que entra para revisar un episodio tan importante, y usualmente visitado con austeridad, de la historia. Precious y An Education son dos caras, una más centrada, otra más insegura, de la esencia de la educación, desde dos extremos sociales e históricos. Entiendo que esa expansión es facilista y no asegura la inclusión de lo mejor, pero al pensar en estas seis películas, y considerando que las otras dos tienen su mérito y considerable, me alegra que hayan tomado tal decisión este año.
EDUARDO: Sí, The Hurt Locker posee una virtuosidad impresionante, pero más cercana no puedo sentirla. Su mirada es tan detallada y detenida que emociona e inquieta.
TONY: Con lo que yo me quedo de Precious es su humanismo y espíritu tan latente y palpable como el de su protagonista. La película tiene sus tropezones pero es innegable la pasión e inspiración que Lee Daniels le imprimió a este proyecto y en sus mejores momentos (ayudado por las magistrales actuaciones de Gabourey Sidibe y Mo'Nique) muestra una honestidad y desnudez emocional que son poco comunes en el cine Norteamericano de estudio.
EDUARDO: La franqueza de Precious es palpable. Me sentí indefenso al verla. Tiene sus fallas, pero qué manera de desnudar las emociones y la necesidad de Precious Jones e, incluso, las de Mary, su madre. Las actuaciones, sobre todo la de Gabourey Sibide, le brindan espíritu a la película, como si fuera un alma en pena que paulatinamente lucha por su redención que es atender por sí misma sus necesidades y las de sus hijos.
TONY: Totalmente. Una crítica decía que al final de la película es como si estuviéramos siendo testigos del nacimiento de un alma y no puedo estar más de acuerdo con esa descripción
EDUARDO: Me cuesta escoger a The Hurt Locker con un grupo tan fuerte, pero me parece que es el mejor triunfo de esta década.
TONY: yo estoy a punto de pensar que The Hurt Locker es la mejor ganadora de la década pasada, junto con No Country for Old Men. Debo admitir que ver finalmente The Hurt Locker y sentirme tan apasionado por ella fue lo que volvió a prender el interés por mí en los Oscars y la supuesta batalla de proporciones bíblicas entre ella y Avatar. También debo admitir que su victoria como la de Kathryn Bigelow fueron muy satisfactorias, refrescantes, esperanzadoras e incluso diría, sorpresivamente discernibles, si ignoramos el apoyo que The Hurt Locker tenía por parte de los precursores. Al final, la Academia se fue por la pequeña película y no por esa que le proporcionó tantas ganancias.
TONY: Totalmente. Los miedos, la incertidumbre, ese enfoque en la fragilidad de la vida y le delgada línea entre ella y la muerte que no se trivializa en lo absoluto sino que se utilizan para llegar a estados emocionales y psicológicos más hondos. La película me hizo conectarme con mi parte más...primitiva, por decirlo así.
EDUARDO: A mí me ocurre igual. Esta temporada estuvo particularmente más extensa, puede que nada más por unos días de diferencia con anteriores, pero que se sintieron más largos por la dichosa pelea entre David y Goliat, como muchos refiriendo en 'encontronazo' entre Avatar y The Hurt Locker, y que tampoco execraba a Inglourious Basterds, Precious y Up in the Air, cada una de las cuales tuvo su momento como favorita a ganar. Hubo dos cosas que se me hicieron pesadas y una tercera que se viene arrastrando desde años anteriores. La primera fue la pelea sucia entre productoras, tal cual como si fueran candidatos a elecciones gubernamentales, lanzándose indirectas, correos y entrevistas que le restan toda la emoción a y convierten los premios en meros caprichos y egoísmos. La segunda es James Cameron que, curiosamente, hace trece años me hizo seguir los Oscares por primare vez gracias a ese encanto que había tenido Titanic en mí. Pero que este año no soporté con su egotismo devorador. Es paradójico porque me parece un director confiable en términos de entretenimiento y fascinante en su técnica, pero un tramposo en cuanto a sus guiones y egocéntrico en cuanto a cómo promocionó tan infladamente a su Avatar durante toda la temporada de premios como "experiencia revolucionaria". La tercera es la reincidencia de los ganadores que, por más merecidos que sean, generan una temporada monótona, poco imaginativa que no permite distinguir si es una verdadera opción de que el que gana es el mejor o si es un intento de predecir el Oscar.
TONY: Debo admitir también que me irritó la campaña y la bulla de la supuesta revolución cinematográfica de Avatar que, a pesar de ser debatible si en realidad es revolucionaria o no, trajo consigo un aire de "predisposición" ya sea a favor o en contra de ella. Entiendo que los estudios necesiten promocionar sus películas y la promoción de Avatar sin duda la ayudó a convertirse eventualmente en la cinta más taquillera de la historia, pero eso también podría ser contraproducente para la experiencia del cinéfilo en cuanto a qué esperar y crear su propia opinión a la experiencia de verla que a una opinión prefabricada de que la película es, como si fuera un hecho, una revolución, un hito en la historia del medio. Ese tipo de publicidad proyecta unas expectativas que pueden ser contraproducentes a la reacción del espectador. Obviamente funcionó para James Cameron, pero ciertamente no todos compartieron la opinión de la supuesta revolución de Avatar.
EDUARDO: Exacto. Dale propaganda para crear expectativa, pero dale espacio al espectador para que él también decida. Sí me alegra que el Oscar no se haya convertido en su perro faldero. Es más, ya desde las caras de sus propios compañeros en la cena del Gloro de Oro (premios en los que vota la prensa extranjera, no los gremios), se veía la molestia latente en cuanto a la actitud de Cameron.
TONY: Admito que a pesar de la pomposidad de sus discursos, la posibilidad de ver a Cameron dando otro discurso la noche del Oscar, más egomaníaco que el anterior, era un prospecto que sonaba muy entretenido. SIN EMBARGO... a pesar de que mi reacción de Avatar es algo mixta, no puedo negar lo fascinante que es como fenómeno cultural y social y de que Cameron, en su ambición visionaria (sí, hay que admitirlo) intenta que el espectador aborde el cine de un punto de vista más audiovisual, más básico de lo que es el cine en su esencia.
EDUARDO: Sí, en esto yo la defiendo (si es que ella necesita defensores con tantos fanáticos que ya tiene): en su ambición y su curiosidad audivisual. Puede que Pandora no sea un mundo "visionario", pero sí lo es su manera de ver tal mundo con mezcla de entretenimiento y adrenalina, así como su manera de crearlo con tal tecnología. Su rescate de la experiencia cinematográfica, en una época de piratería y cine desde el hogar, es incluso un homenaje maravilloso a entrar en una sala oscura y dejarse llevar por la imagen, aunque quede peligrosamente en riesgo esa parte del espectador como el que completa la película, no sólo con su experiencia, sino con su reflexión. Es esta la falla de Avatar. ¿Tal vez por esto era imposible negarle esos tres premios técnicos vinculados con lo visual que ganó, aunque se desinflara en su trama, opacara el rol del actor y, finalmente, desmereciese la experiencia como reflexión?
TONY: Aunque irónicamente muchos encontraron mucho que reflexionar en ella. Mayormente el estado actual del mundo y temas de relevancia moderna...o simplemente gustó ver las preocupaciones modernas sobre la tecnología y la naturaleza dramatizadas con un mensaje simplista pero con fuerza, porque después de todo, uno de los placeres del cine es ver nuestros sentimientos e incluso vernos a nosotros mismos y nuestros valores reforzados en la pantalla. Al otro lado del espectro de Avatar, están otras películas más arriesgadas con sus propuestas, más subversivas, como Inglourious Basterds y la eventual David triunfadora sobre esa Goliat, The Hurt Locker.
EDUARDO: Sí, es una experiencia avasalladora esta película. Lo hace con fuerza visual, aunque no lo haga con agudeza. Por otro lado, expandir la categoría permitió tener un grupo más heterogéneo, muy en contra de lo que se temía. Hubo espacio para lo subversivo y/o intimista junto con lo comercial, también con algo de humor. Es una lástima que la floja Academia necesitara llegar a diez nominados para reconocer géneros que ellos no suelen considerar, pero al menos esta vez ha valido la flojera, al menos entre las ocho que he visto. Distrito 9, The Hurt Locker y Up me parece que están entre las mejores de todo el año y que exigen (o piden, porque no es una imposición tampoco) ser vistas varias veces. Inglourious Basterds, Precious y An Education ("Enseñanza de vida") todavía no están entre mis favoritas, pero su audacia se ha quedado en mí provocando reflexiones y, paulatinamente, próximas veces para verlas y pensar en ellas con más calma. Up in the Air ("Amor sin Escalas") y Avatar tienen su química, una más actoral y con más gracia;la otra más visual.TONY: Bueno, yo no termino de estar convencido con la expansión de la categoría de Mejor Película porque me parece que las otras cinco están ahí como de sobra. Es casi como si estuvieran nominadas porque no tienen un chance real de ganar. Lo que falta es que las categorías de actuación y dirección sean expandidas a diez también. Sí, me alegra mucho que Up (probablemente mi película favorita del 2009) haya sido nominada pero es una nominación muy cómoda que no puedo evitar sentir que es por defecto, por la misma expansión. Sin embargo, dado a que los índices de audiencia han aumentado, aparentemente esa expansión a diez nominadas está para quedarse y tal vez lo mejor sea acostumbrarse a la idea.
EDUARDO: Por un lado, Distrito 9 es la mezcla perfecta entre lo comercial, la ciencia ficción y un comentario perceptivo de la guerra entre el ser humano y su propia alienación. Llega a ser tan observadora que a ratos se siente íntima en la transformación de su personaje principal. Up carga consigo un conjunto de impresiones y evocaciones sobre las relaciones humanas, la aventura, la edad y la imaginación que me provoca verla cada vez que la recuerdo. The Hurt Locker primero se encarga de volver tan vibrante la guerra como experiencia, tan aquí cerca de uno, antes de pretender delimitar y justificar la guerra. Esta es la guerra como necesidad y como obligación, no como política. Inglourious Basterds es un respiro, como una frescura que entra para revisar un episodio tan importante, y usualmente visitado con austeridad, de la historia. Precious y An Education son dos caras, una más centrada, otra más insegura, de la esencia de la educación, desde dos extremos sociales e históricos. Entiendo que esa expansión es facilista y no asegura la inclusión de lo mejor, pero al pensar en estas seis películas, y considerando que las otras dos tienen su mérito y considerable, me alegra que hayan tomado tal decisión este año.
TONY: Sí, es impresionante cómo The Hurt Locker logra encontrar en el elemento humano dentro de lo político y moral sin afianzarse en ello pero tampoco completamente ignorarlo y creo que lo que la hace una gran película es que logra expresar todo eso a través de un lenguaje visual y con una habilidad de gran virtuosidad.
EDUARDO: Sí, The Hurt Locker posee una virtuosidad impresionante, pero más cercana no puedo sentirla. Su mirada es tan detallada y detenida que emociona e inquieta.
TONY: Con lo que yo me quedo de Precious es su humanismo y espíritu tan latente y palpable como el de su protagonista. La película tiene sus tropezones pero es innegable la pasión e inspiración que Lee Daniels le imprimió a este proyecto y en sus mejores momentos (ayudado por las magistrales actuaciones de Gabourey Sidibe y Mo'Nique) muestra una honestidad y desnudez emocional que son poco comunes en el cine Norteamericano de estudio.
EDUARDO: La franqueza de Precious es palpable. Me sentí indefenso al verla. Tiene sus fallas, pero qué manera de desnudar las emociones y la necesidad de Precious Jones e, incluso, las de Mary, su madre. Las actuaciones, sobre todo la de Gabourey Sibide, le brindan espíritu a la película, como si fuera un alma en pena que paulatinamente lucha por su redención que es atender por sí misma sus necesidades y las de sus hijos.
TONY: Totalmente. Una crítica decía que al final de la película es como si estuviéramos siendo testigos del nacimiento de un alma y no puedo estar más de acuerdo con esa descripción
EDUARDO: Me cuesta escoger a The Hurt Locker con un grupo tan fuerte, pero me parece que es el mejor triunfo de esta década.
TONY: yo estoy a punto de pensar que The Hurt Locker es la mejor ganadora de la década pasada, junto con No Country for Old Men. Debo admitir que ver finalmente The Hurt Locker y sentirme tan apasionado por ella fue lo que volvió a prender el interés por mí en los Oscars y la supuesta batalla de proporciones bíblicas entre ella y Avatar. También debo admitir que su victoria como la de Kathryn Bigelow fueron muy satisfactorias, refrescantes, esperanzadoras e incluso diría, sorpresivamente discernibles, si ignoramos el apoyo que The Hurt Locker tenía por parte de los precursores. Al final, la Academia se fue por la pequeña película y no por esa que le proporcionó tantas ganancias.
EDUARDO: Sí, eso también me alegra y me despierta más ánimos con la Academia, que se ha recuperado muchísimo al final de la década, estos últimos 4 años, al menos con esta categoría. No importó el dinero, sino la calidad. Incluso, el triunfo de Kathryn Bigelow como la primera directora ganadora del Oscar no suena a que ganó por esta razón, sino que más bien esto parece una casualidad. Su triunfo es tan maravilloso como el de Mejor Película. Qué mirada tan vibrante como sitúa la guerra desde adentro, desde la emoción del soldado, para luego desnudar su fragilidad, su historia, su vicio, su anonimato, su incertidumbre. Hubiera sido fácil reducir esto ubicándolo en el enemigo, pero ella más bien invita al enemigo desde la emoción. No es identificable sino desde adentro, desde las entrañas.
TONY: Totalmente. Los miedos, la incertidumbre, ese enfoque en la fragilidad de la vida y le delgada línea entre ella y la muerte que no se trivializa en lo absoluto sino que se utilizan para llegar a estados emocionales y psicológicos más hondos. La película me hizo conectarme con mi parte más...primitiva, por decirlo así.
domingo, 14 de marzo de 2010
Algunas críticas de The Truman Show
"Los puntos que trata son tan (o más) relevantes ahora que cuando fue estrenada en 1997" (Movie Views).
"Con el boom de los realitys, trae a colación más reflexiones sobre si nuestra sociedad puede llegar así de extrema, y cada vez que es vista, sus temas se hacen más profundos" (Film Threat).
"Las intimidaciones de profundidad, de realidad percibida, mediada y procesada, están mezcladas con una ironía pesada en vez de ser vistas con complejidad" (Slant Magazine).
"Esta es una película profunda para la gente que no le gusta pensar, o tal vez para gente que están en el medio, y que no pueden imaginar una vida fuera de él" (New York Magazine).
"Un aparente cuento de hadas simple; una hilarante sátira subversiva... y finalmente una elegante parábola sobre la verdad y la felicidad con evocativas resonancias sobre la religión" (Bangor Daily News).
"Una historia que muestra nuestro horror hacia el totalitarismo, nuestro amor a la libertad personal, nuestra creencia -justificada o ingenua- que el conocimiento es una herramienta poderosa y que el acceso a la información es un derecho divino" (San Francisco Examiner).
"Una deliciosamente enviciante e inteligente sátira sobre los medios que nos manipulan y las audiencias que lo fomentan" (Apollo Guide).
"Es tan audaz e ingeniosa en su concepción que termina haciendo algo genuinamente radical: se mantiene en los bordes de nuestra cultura saturada por los medios de comunicación" (Salon.com).
"La parte final del filme, retratando la rebelión de Truman y una última línea perfecta, está concebida más convencionalmente que su brillante inicio" (New York Times).
"Weir observa al medio televisivo y lo que le está haciendo a la persona bajo el escrutinio de los medios. La película también hace una observación juguetona sobre la relación entre la humanidad y Dios" (rec.arts.movies.reviews)
miércoles, 10 de marzo de 2010
martes, 9 de marzo de 2010
Acostrumbrarse a la realidad cercana: la vida sin ambiciones
Esa caja mágica que es la televisión puede ser fascinante. Es un imán que siempre atrae mi mirada, aunque no siempre mi atención. Es difícil no dejarse llevar por su información, ya digerida y fácil, pero que invita instantáneamente a curiosear otros mundos desde la comodidad de nuestra casa. Es el ojo mágico de la puerta a otros lugares, hogares incluso. Esta es la impresión que me dan los encuadres a Truman cuando está siendo filmado por una cámara de televisión: es una visión limitada y torpe de su realidad, glorificada por los intentos sobrellevados de música grandilocuente y de giros tanto de trama como de cámara. Es así como la televisión le da forma a nuestra manera de ver las cosas uniformándolas, acomodándonos a quedarnos detrás de la puerta espiando por el ojo mágico, sin salir del apartamento. Pero esto es, apenas, una invitación. La programación televisiva no nos obliga a conformarnos, sino más bien somos nosotros que nos sometemos a la rutina diaria que invita al estancamiento de la mediocridad. La película no es una crítica a la televisión, sino una mirada aguda a la vida hecha pública: la apariencia de lo real detrás de los reality shows, pero no para hacernos participar en ellos, sino para mantenernos como voyeurs.
Así, a lo largo de la película, hay una impresión de estar viendo una vida mediocre, sin pretensiones, asustada por el mínimo obstáculo que se presente, más volcada hacia la controversia de eventos (lo eventual en la vida de Truman) antes que hacia el descubrimiento (el deseo débil de Truman de ser explorador que opacan con justificaciones absurdas); y que son los intentos más reincidentes de Truman y su curiosidad los que le brindan cierta emoción a su vida. Pero no es hasta el final, ante la oscuridad que ofrece abrir la puerta del set para irse, que la incertidumbre emociona más que la vida hecha espectáculo. Literalizar que cada momento de la vida es, no sólo teatro sino también espectáculo, obliga a pensar que el ocio sea la razón por la cual el personaje y el espectador existen: que el hacer no permita transformar y que ver sea hecho sin atender (sin hilar los vínculos entre lo que vemos y lo que imaginamos). Tal vez sea esta falta de ambición la que se traslada a toda la película para hacer sentir que es esta la que no dice nada, pero en realidad es a la televisión y la vida hecha espectáculo público a la que el filme está tildando de llanos, mediocres y manipuladores, no sin antes aprovecharlos para retratar los recovecos de la televisión. En esto, The Truman Show espejea con Network (1976) de Sidney Lumet, más sarcástica y tan compleja que fue profética del alcance casi sádico de la televisión.
Así, a lo largo de la película, hay una impresión de estar viendo una vida mediocre, sin pretensiones, asustada por el mínimo obstáculo que se presente, más volcada hacia la controversia de eventos (lo eventual en la vida de Truman) antes que hacia el descubrimiento (el deseo débil de Truman de ser explorador que opacan con justificaciones absurdas); y que son los intentos más reincidentes de Truman y su curiosidad los que le brindan cierta emoción a su vida. Pero no es hasta el final, ante la oscuridad que ofrece abrir la puerta del set para irse, que la incertidumbre emociona más que la vida hecha espectáculo. Literalizar que cada momento de la vida es, no sólo teatro sino también espectáculo, obliga a pensar que el ocio sea la razón por la cual el personaje y el espectador existen: que el hacer no permita transformar y que ver sea hecho sin atender (sin hilar los vínculos entre lo que vemos y lo que imaginamos). Tal vez sea esta falta de ambición la que se traslada a toda la película para hacer sentir que es esta la que no dice nada, pero en realidad es a la televisión y la vida hecha espectáculo público a la que el filme está tildando de llanos, mediocres y manipuladores, no sin antes aprovecharlos para retratar los recovecos de la televisión. En esto, The Truman Show espejea con Network (1976) de Sidney Lumet, más sarcástica y tan compleja que fue profética del alcance casi sádico de la televisión.
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Eduardo,
Peter Weir,
The Truman Show
Algunas citas de Peter Weir, director de The Truman Show, a propósito de la película. Semana III.
"El otro día escuché a alguien decir '¡Qué película tan bizarra!' (...) No me parece. Creo que la vida de ahora es escandalosa, y la película refleja eso"
"La gente me ha dicho que, luego de salir del cine, ven las cosas de una manera distinta y bromeaban sobre si estaban en frente a una cámara o no"
"Incluso durante un tiempo tuve una idea muy loca, que era técnicamente imposible. Me hubiera encantado tener instalada una cámara en cada sala de cine en la que se que proyectara la película. En cierto punto, el encargado podría interrumpir la proyección y mostrar en pantalla a los espectadores de la sala y luego volver a proyectar la película. Pero pensé que era mejor dejar esa idea sin llevar a cabo".
"Yo creo que, como lo vimos todos con el escándalo con la princesa Diana, la gente que estaba consternada por su trágica muerte, ocasionada por la persecusión de los paparazzis, eran los mismos que compraban las revistas y los periódicos sensacionalistas. Es una situación compleja y no puedes culparlos. La amaban, pero querían ver cada momento de su vida. Si ellos hubieran tenido una cámara en su casa, ellos habrían tenido la audiencia de The Truman Show o más".
"Cuando aplicaban el código Hays (que gobernó sobre las películas de Hollywood desde 1930 hasta 1966), los directores eran más ingeniosos con sus maneras de mostrar la atracción entre los hombres y las mujeres, el amor y la lujuria. Con el fin de esos días -y quién discutiría que no debían terminar- yo intenté aplicar las lecciones que aprendí con esos directores: menos es más. Así permites que el espectador se úna a realizar la película usando su imaginación (...) Claro, esto implica presuponer que la audiencia se va a unir y que tiene tal imaginación. Puede ser más difícil en esta época ahora que las películas son tan didácticas, y le presentan todo al público (...) Todo lo que tienen que hacer ellos es sentarse, comer cotufas y mantener sus ojos abiertos. Mientras que a mí me gusta una película y filmar una película en la que, al menos emocionalmente, tú te estás integrando y completas la película conmigo".
http://www.tipjar.com/dan/peterweir.htm
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Peter Weir,
The Truman Show
viernes, 5 de marzo de 2010
2009: Películas que quedaron de él en mí (VIII): por encima de la pobreza y la violencia, siempre la viveza
Slumdog Millionaire (Boyle, 2008) vibra entre la fatalidad y la viveza del destino. No es una película que se intimida con mostrar la violencia y la pobreza profundas de India, pero tampoco las recrudece hasta victimizar a sus protagonistas. Más bien, su encanto agridulce está en haber creado una armonía entre por lo que se lucha y lo que se pierde. Cada una de las ingeniosas soluciones de los niños esconde cierta amargura antes de "salirse con la suya", así como cada pregunta en el show conlleva a un recuerdo que no siempre ofrece una respuesta, aunque sí una aventura. La decisión de narrar la historia de Jamal, Salim y Latika entre el show y el interrogatorio permite entrever los recovecos del programa (la malicia del conductor, aunque nunca sea estereotipada por el actor) y las connotaciones que tiene el dinero para el entorno que no las tiene para Jamal.
Así como su ingenio está en su narración, también lo está en sus detalles, en cómo descubren sus aventuras entre sonidos, música e imágenes de una ciudad devorada por la violencia, la basura y la pobreza. Hay una chispa que recorre toda la película como una energía que me hizo sonreír con los inventos y aguantar el nudo de la gargante con la desolación de estos niños. En su recorrido rápido pero siempre agudo por la cultura india parece estar rezagada la cultura tercermundista: tener la viveza para sobrevivir en las malas situaciones, aunque esto no implique estar mejor. Es una energía que le brinda vitalidad a la historia, que podrían criticarla por lugar común (el amor triunfa y el pobre se vuelve millonario). Pero en una época de tanta incredulidad, es tan refrescante una mirada que se muestre tan fiel a su alegría porque su optimismo no depende de evadir el trago amargo (ahí queda el sacrificio de Salim, ahí seguirá la pobreza), sino de que el amor triunfe, con toda la vergüenza que pueda sentirse al admitir esto en la época de ahora.
¿Qué ha quedado de ella en mí desde que la vi?: Los sonidos, el ruido y la música que se compone de ellos. En la partitura y en las canciones están escondidas la alegría y la nostalgia del recorrido de estos tres mosqueteros, junto con los ruidos que se aglomeran en la rutina de las calles y la basura.
Así como su ingenio está en su narración, también lo está en sus detalles, en cómo descubren sus aventuras entre sonidos, música e imágenes de una ciudad devorada por la violencia, la basura y la pobreza. Hay una chispa que recorre toda la película como una energía que me hizo sonreír con los inventos y aguantar el nudo de la gargante con la desolación de estos niños. En su recorrido rápido pero siempre agudo por la cultura india parece estar rezagada la cultura tercermundista: tener la viveza para sobrevivir en las malas situaciones, aunque esto no implique estar mejor. Es una energía que le brinda vitalidad a la historia, que podrían criticarla por lugar común (el amor triunfa y el pobre se vuelve millonario). Pero en una época de tanta incredulidad, es tan refrescante una mirada que se muestre tan fiel a su alegría porque su optimismo no depende de evadir el trago amargo (ahí queda el sacrificio de Salim, ahí seguirá la pobreza), sino de que el amor triunfe, con toda la vergüenza que pueda sentirse al admitir esto en la época de ahora.
¿Qué ha quedado de ella en mí desde que la vi?: Los sonidos, el ruido y la música que se compone de ellos. En la partitura y en las canciones están escondidas la alegría y la nostalgia del recorrido de estos tres mosqueteros, junto con los ruidos que se aglomeran en la rutina de las calles y la basura.
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