miércoles, 29 de marzo de 2017

Primero Enero (Mascambroni, 2016)



Hay detalles muy cotidianos en Primero Enero que emergen con una sencillez cautivadora. Los gestos bajo el agua, la conversación con los árboles, la pesca, el juego de cartas, plantar un árbol. Es ésta la sensación de calma que permanece mucho después de terminada la película. Pero no es una calma que evade la inquietud, sino que la acoge como esta imagen de ellos en la cima como siluetas de un cielo con pinceladas de nubes; calma que acoge la inquietud como esa canción al árbol que trasplantan padre e hijo y que seguimos escuchando mientras vemos cómo el padre tala uno de estos "señores aburridos".

Entre varias concesiones que hace el padre, Primero Enero no se plantea situaciones definitivas sino esbozos de una despedida, como si con pinceladas nos sugiriera el final de una época. Es probable que sea por esto que la película resuena por su brevedad y, a la vez, por su parsimonia. Hay una cadencia en esta lista de gestos rituales que nos habla de una tradición familiar a la que huimos por complicidad con el hijo. Primero viene, primero tiene que venir, la despedida de tales gestos.

martes, 21 de marzo de 2017

Fuga de la Patagonia (D'Eufemia y Zevallos, 2016)




El reconocimiento de que las buenas intenciones de una exploración pueden tener consecuencias perjudiciales. La supervivencia de las cosas sencillas como alimentarse, guarecerse o, simplemente, usar un cuchillo. La presencia tan palpable del agua, la tierra, el fuego y los animales.

Todo esto está trazado en Fuga de la Patagonia con un muy leve toque de ensoñación que es el que abre la película. Pero no es una ensoñación engañosa, sino un indicio de lo que le ocurrirá a Francisco Pascacio Moreno en su escape: unos caballos corren a su alrededor en la primera escena. Parecen huir junto a él, según entendemos por la explicación inicial y por lo que nos hace sentir la música de Ariel Polenta. La huida es el motor para que conozcamos a Moreno como explorador de la Patagonia pero desde la perspectiva de quien sobrevive al territorio y no de quien lo conquista. Ésta es la perspectiva de quien aprende de la tierra y sus habitantes, y no de quien violenta lo descubierto. Este hálito de respeto, a dos aguas entre el que reconoce su ingenuidad y sobrevive a ésta, es lo que le brinda dimensión a la película mucho más allá de los aspectos técnicos que la enriquecen. No es sólo un western lleno de adrenalina o una celebración a los paisajes de la Patagonia, sino también, y sobre todo, una mirada cuidadosa a la figura de Moreno.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Esteros (Papu Curotto, 2017)

Esteros

"A veces me da miedo estar perdiendo el tiempo", dice Jerónimo y sentimos que es lo que ha estado haciendo desde que dejó de compartir con Matías en su infancia; lo sentimos un poco también por lo que pasamos las personas contemporáneas con el personaje. 
Como esta frase, hay otras en la película que nos despiertan por un momento de la inercia en la que entra la historia. Las casualidades y los reencuentros ya los hemos visto antes en otras películas, pero la química entre los personajes y ciertos detalles nos mantienen viendo hasta el final. La tensión se resuelve a la fuerza y no entre diálogos. Aunque esto no sea orgánico, nos alivia que se lleve a cabo lo que finalmente ocurre.
Mención aparte merece la manera de retratar el la relación homosexual versátil puesto que el director le dedica tiempo a mostrar cómo se alternan sexualmente los amantes. Para otras películas puede que esto no sea relevante, pero para Esteros, tal detalle nos hace entrever la atracción entre Jerónimo y Matías y la plenitud de un amor consumado.