viernes, 25 de marzo de 2016

Old Joy (Reichardt, 2006)

"Sorrow is nothing more than worn out joy"







Un pájaro posado en el techo de la casa. Cielo con nubes. Pájaro posado en una rama. La película lentamente nos va invitando hacia la naturaleza que los dos amigos visitan. El ruido de la ciudad concentrado en el ruido de la ciudad es apenas un obstáculo que bordear para seguir el camino. Así nos vamos adentrando al fin de una era: al fin de una amistad, al fin de la separación entre bosque y ciudad, al fin de una Presidencia. Reichardt nos va mostrando detalles de cómo se desintegra esta era, entre bondades y diferencias. Resuena en mí ese momento en el que le dice a Kurt "Nunca dudé de ti" cuando hace unos segundos me acaba de decir a su esposa "Sabemos con quién estamos lidiando" refiriéndose a que andan perdidos. Es un gesto que parece ser una mentira leve, pero muestra las diferencias entre ellos, lo que los separa.

Al final quedé con ganas de vivir más con estos personajes, pero lo que vivimos nos brinda suficientes detalles de lo que pasará con ellos. Kurt sale a la calle con mirada incierta y Mark vuelve a casa escuchando las reflexiones políticas en la radio. Quedará conseguir el cuento de Jonathan Raymond para indagar más en la historia

miércoles, 23 de marzo de 2016

Las sutilezas de Court (Chaitanya Tamhane, 2014)

"El arte es tontería, decepción ante la estética"


Aunque el tráiler y el afiche nos hacen pensar que el filme es sobre el juicio a Narayan Kamble, la película en sí es también sobre la vida de los involucrados más importantes en tal juicio: el abogado defensor, la fiscal y el juez. Y en las escenas sobre su vida se manifiesta, claro, reflexiones sobre el juicio en sí. Porque, a fin de cuentas, la vida más comprometida es la de Narayan, vida de artista que canta verdades; vida de artista que enseña sobre India; vida de artista que publica las injusticias por las que pasa. Las otras vidas, vidas particulares como diría Marguerite Yourcenar, pasan por la rutina de la familia, de salidas a comer, a beber, al teatro o a un resort. Son experiencias que hablan sobre la dinámica vital de cada personaje mientras reflejan la vida del acusado, como cuando el juez está durmiendo en el parque y unos niños lo despiertan. Así como el reacciona abofeteando a uno de los niños y él llora, Narayan, como otros, muera sin que el caso sea resuelto o pase años ante la incertidumbre. Narayan es el niño que paga por todos el castigo de sus creencias y sus actos. Porque así como un plano general nos muesta a él, acusado y centro del juicio, en una esquina y de espaldas; el mismo plano general dura hasta que el último apaga las luces y cierra las puertas. Éste es un juicio que relega, que posterga, que encubre.



miércoles, 16 de marzo de 2016

Kelly Reichardt, primera semana: ficha técnica, tráiler, afiche y premios de Old Joy (2006)

Productores: Joshua Blum, Lars Knudsen, Neil Kopp, Anish Savjani y Jay Van Hoy.
Guionistas: Jonathan Raymond y Kelly Reichardt.
Elenco: Daniel London, William Oldham, Tanya Smith, Robin Rosenberg, Keri Moran, entre otros.
Fotografía: Peter Sillen.
Edición: Kelly Reichardt.
Música: Yo La Tengo.


Ganadora del Premio del Jurado en el Festival de Cine de Sarasota y del Premio Tiger en el Festival de Cine de Rotterdam. Fue nominada al premio John Cassavetes en el Independent Spirit (dedicado a películas con presupuesto inferior a 500 mil dólares) y al Gotham como Mejor Película en 2006.


domingo, 13 de marzo de 2016

Director(a) del mes: Kelly Reichardt

Retomamos el ciclo del director del mes con la directora estadounidense Kelly Reichardt (1964).

Nacida en Miami, Florida, Estados Unidos, Reichardt estuvo muy interesada en la fotografía desde muy niña cuando usaba la cámara de su padre, oficial de policía. Se formó en la School of the Museum of Fine Arts en Boston, Massachusetts.
Empezó a trabajar en cine en 1989 como supervisora de guardarropa en The Unbelievable Truth / "La increíble verdad". Sería en 1994 que dirigiría su primera película, River of Grass con Lisa Bowman y Larry Fessenden. Fue nominada en el Festival de Sundance y a cuatro Independent Spirit, incluidos Mejor Ópera Prima y Mejor Primer Guión.

Sus películas más conocidas, según la crítica y los premios que recibieron, entre ellos el Tigre en el Festival Internacional de Rotterdam, son Old Joy (2006) con Daniel London y William Oldham; Wendy y Lucy (2008) con Michelle Williams, Lucy y David Koppell; y Night Moves (2013) con Jesse Eisenberg, Dakota Fanning y Peter Sarsgaard. Nosotros veremos las dos primeras y Meek's Cutoff (2010), también con Michelle Williams, Bruce Greenwood y Paul Dano; una por semana.


Este año será estrenada en Estados Unidos Certain Women (2016), con Michelle Williams, nuestra querida Laura Dern y la reciente ganadora de varios premios de los críticos Kristen Stewart. Ya pasó por el Festival de Sundance de este año con buenas críticas y acaba de ser escogida por IFC para su distribución.


travis (Kelly Reichardt, 2004)


Manchas azules, violetas, verdes, crema, rosa, naranja; manchas borroneadas y un diálogo que se repite incesantemente. Pero cada vez que se repite, se añade una frase no dicha antes y que tampoco volverá a ser repetida.

Aunque pueda verse como un experimento que salió mal, quedan las preguntas ¿quién es esta mujer que habla? ¿es una grabación perdida? ¿es un sueño donde una misma voz habla de nuestras inquietudes?

jueves, 10 de marzo de 2016

Que Horas Ela Volta? (Muylaert, 2015) y el ser moderno

Si algo atraviesa la película a lo largo de sus escenas, es la pregunta ¿qué es ser moderno? Y esto no sólo se asoma en la entrevista que le hacen a la jefa de la casa (intuimos que su profesión está vinculada con el diseño), sino por toda la dinámica que se desenvuelve en ella: Val (Regina Casé) la nana que se encarga de la casa y cuida al hijo mientras la mamá está trabajando y el papá es casi un fantasma, y la misma historia vital de la nana que dejó a su hija para trabajar en Sao Paulo.

Y digo que atraviesa la película porque compone sus planos de una manera bien pensada y emocionante en tanto que conmueve a la par que los diálogos producen risas. La atraviesa como lo hace también una substraía un tanto telenovela entre el padre de la familia y la hija de Val, Jéssica (Camila Márdila), pero que no distrae el rumbo de la película sino que lo desdibuja un poco.

Pero recordemos algunos de esos planos que enriquecen la película como cuando Val le dice a la señora que su hija vendrá a Sao Paulo: lo moderno y lo clásico se enfrentan entre negro y blanco al fondo; lo moderno, Val, carga con lo que ella misma le ha regalado de cumpleaños a la señora de la casa, elemento que será importante para el empuje futuro de Val. También recordemos la visita de Jéssica y el papá de la familia a uno de los edificios emblemáticos de la ciudad, con "esa apariencia de que nunca termina". O vayamos a dos momentos clave de la película vinculados con la piscina: son momentos emocionantes porque significan el límite con la libertad, re-significan la escena inicial y apuntan finalmente hacia la decisión de Val. Así, entre risas, la película cuida sus planos y moviliza la historia con mucha precisión. Incluso la trama telenovelera es una manera de asomar una manera latinoamericana de ver la vida, pero que no deja a un lado los momentos más agudos y perceptivos de la película.

Val es lo moderno porque implica el riesgo de abandonar a su hija para darle de comer, el reconocimiento de tal riesgo. Ella es lo moderno porque acepta lo que venga con entereza e, incluso, con cierta travesura.

No se puede dejar a un lado la función de la piscina en todo esto. La piscina, sitio de disfrute y recreación, es un centro donde a un mismo tiempo se reconocen los límites y los placeres, la libertad y las excusas por mantener una apariencia. La película maneja estos matices con delicadeza y humor y es lo que la hace tan perceptiva. La piscina termina siendo un motor donde patrones y servidumbre se diferencian porque los primeros, usualmente ausentes, tienen poder sobre los últimos, atentos a un chapuzón como lo anhela toda persona.


domingo, 6 de marzo de 2016

Saul fia / El hijo de Saúl (Lászlo Nemes, 2015): búsqueda y dureza

Podría ser evidente que una película sobre el Hocolausto sea dura, pero muy pocas como la dureza de "El hijo de Saúl". En ella no hay sentimentalismos a pesar del objetivo que se plantea Saúl (Géza Röhrig). No hay melodrama, sino una contención tremenda que apenas se alivia al final, como un asomo apenas, como una sonrisa.

Y es tal dureza la que puede chocar en la película en contraste con la contención de Saúl. Él va claro en su búsqueda, esta búsqueda rodeada de deterioro y deshumanización; búsqueda casi terca como lo es la fe, búsqueda que lo define, que nos define. Porque en este entorno borroneado y fuera de foco, la empresa de Saúl se convierte en su única salvación verdadera. La película se encarga de desproveer de sentimentalismo la trama y ni siquiera la actuación de Röhrig se acerca a una emocionalidad intensa, sino al control, al disimulo, al gesto evadido, al nudo en la garganta que nunca se alivia, siempre tenso como debió ocurrir en esa época. La película nos hace vivir la fatalidad sin efectismos.

Al final, aunque todo parezca una insistencia fútil de parte de Saúl, el esfuerzo se hizo y tuvo sus resultados indirectos y, digamos, esperanzadores.