martes, 31 de agosto de 2010

Crash: Intimidad




Un momento íntimo se logra con muchas situaciones y muchas intenciones. Cuando le confías un secreto a alguien y este te aconseja; cuando un esposo baña a su esposa enferma; cuando dos amantes copulan.

En un mundo post-moderno donde el amor está presente pero necesita leña para seguir ardiendo y las relaciones se vuelven frías y monótonas por la rutina, la búsqueda de estímulos y emociones nuevas es la clave para evitar que la brecha entre dos amantes empiece y se expanda. En ese mismo mundo post-moderno, donde la relación hombre-máquina se estrecha cada vez más, al punto de simbiosis, los estímulos pueden llegar del metal, del cuero, del rugir del motor, de la emoción de la velocidad, de la sensación de muerte inminente.

'Crash' es una película donde se toman todos estos ingredientes y se cocinan para formar un provocador platillo. James Ballard (James Spader) y su esposa Catherine (Deborah Unger) tienen un matrimonio no convencional. Una especie de acuerdo donde pueden tener sexo extra-matrimonial, pero deben contárselos mutuamente, con lo que logran excitarse y darle emoción a su relación. Por descuido, James causa un accidente de tráfico, choca con auto en el que va un hombre, que muere en el acto, y su esposa, Hellen (Holly Hunter), quien sobrevive y luego forma un lazo gracias a los autos y el peligro que los rodea. Hellen introduce a James a un mundo de experimentación sexual y fetichismo, donde la intimidad se logra, no sólo con el sexo, sino con agregados de parte de las máquinas que nos rodean: como la sensación de peligro, sensación de muerte, que despoja de tabúes y llena de adrenalina. Catherine se une y ella y su esposo encuentran en las colisiones, la lata destrozada, las heridas y cicatrices, un nuevo estímulo. ¿Qué haces cuando has experimentado algo nuevo? Es difícil volver a lo habitual.

Mezclar el sexo con la sensación de que tu vida peligra...dos cosas que son íntimas, muy personales pero exteriorizadas (la mayoría del tiempo) ¿nos permite conectarnos al ser amado aun más?

Ha sido escrito que esta película no fue concebida con motivos eróticos...pero ¿dónde empieza lo erótico? ¿dónde termina? es sexo...aun entre los desechos de autos, hay intimidad en los amantes, incluso más que antes...¿no se sentiría el espectador hipnotizado y excitado aun con el fetichismo al que no está acostumbrado y que probablemente no sea de su agrado?

viernes, 27 de agosto de 2010

Ficha Técnica de Fargo (hermanos Coen, 1996)



Título: Fargo
Título original: Fargo
Dirección: Joel e Ethan Coen
Guion: Joel e Ethan Coen
Genero: Crimen; Drama; Thriller; Comedia negra
País: Estados Unidos
Año: 1996
Duración: 98 minutos
Reparto: Frances McDormand; William H. Macy; Steve Buscemi; Peter Stormare; Harve Presnell
Distribuidora: Gramercy Pictures
Productora: PolyGram Filmed Entertainment; Working Title Films
Fotografía: Roger Deakins
Montaje: Roderick Jaynes
Música: Carter Burwell

"Primero ladrón, asesino, lo que sea... ¡pero marico no!", notas sobre algunas películas venezolanas de este año (I)

No es mentira que existe un prejuicio hacia el cine venezolano desde nosotros mismos, los venezolanos. De mi parte, es desinterés. Pocas películas venezolanas actuales, antes de verlas, me producen curiosidad, y después de verlas, pocas me dejan a gusto. De todas maneras, yo soy terco y sigo intentando. Admito que prefiero seguir buscando entre las criollas de décadas pasadas, pero ahí me mantengo.

No se trata de que gran parte de la temática de nuestro cine desde los noventa sea el barrio. Por encima del barrio, la violencia, las groserías, los malandros, persiste una sensación de que hay algo descuidado en nuestro cine, de que casi siempre falta algo en la película. Como si estar mal implicara hacer las cosas mal: estamos 'jodidos', así que vamos a mostrarlo en la realización de la película y no sólo en su temática; o sea, en todo su lenguaje, el de los diálogos y el de las imágenes. No es la temática, sino la forma lo que suele cansarme del cine venezolano.

Pero, si estamos atentos, nos damos cuenta de que la curiosidad insiste mucho más que el prejuicio.

Cheila, una casa pa' Maíta (Barberena, 2009) atraía por su personaje principal, un transexual que visita a su familia en La Guaira, estado Vargas, y con su regreso, rememora su vida. En una sociedad como la venezolana, regida, o rajada, por el machismo, ya la premisa prometía. Pero la atracción quedó en promesas.

Desde el comienzo, Cheila es un estereotipo, se deja arrastrar por las etiquetas de la madre irresponsable, cargada de muchachos flojos, matones, borrachos y cualquier otro sin-oficio, en contraste con el hijo buen estudiante, ordenado y responsable que, "bueno, qué se hace, nos salió marico". El guión no hilvana la vida de Cheila (mucho menos de los demás personajes) sino que está demasiado interesado en hacer valer la frase "Primero ladrón, asesino, lo que sea... ¡pero marico no!" y no en darle tiempo a las situaciones para permitirnos conocer a los personajes. De hecho, la 'amiga' canadiense de Cheila, que termina siendo tan importante, es relegada a incoherencias en ciertas escenas en las que Cheila le dice qué significan ciertas palabras en español y a momentos demasiado aislados dentro de una película tan descuidada que impide notar cuál es su relevancia, aunque se pueda sospechar. Las escenas del pasado de Cheila tienden a confundirse con su presente porque entre una época y otra no hay tiempo suficiente para acostumbrarse al cambio ni indicaciones de año, al menos. Las actuaciones son tan convincentes como los escenarios: lugares mal improvisados por unos pocos extras y decorados que no han sido trabajados para crear un espacio, sino para rellenar vacíos. La película se toma tan en serio que ni siquiera es risible en su momento más campy, cuando un grupo de travestis y gays 'doblan' todo un número musical y en un apartamento pobremente decorado para celebrar con Cheila su cambio de sexo.

martes, 24 de agosto de 2010

Crash (1996): la máquina, obsesión del cuerpo moderno


Pornografísmo* de los accidentes
cuerpos
solos
y sólo
liberados de la mecanicidad
de la tecnología moderna
en un choque
orgasmo de las heridas

Exhibidos, heridos
el sexo es la obsesión
de estos personajes
sólo ruptura con el entumecimiento
si libera energía de los cuerpos

como un choque
fetiche del dolor/placer del imprevisto:
el cuerpo
ya no es órgano
sino máquina
atascada en el tráfico, en el desencuentro de las vías
máquina que
Ballard y Catherine y
Helen y Ballard
y Vaughan y Catherine
desnudan entre carros
y descubren sus intimidades con el otro

el sexo oxida la mecanicidad del cuerpo-máquina
porque
la voz susurra intimidades
hasta que
el placer y el dolor
del choque
lo reconstruyan
en órgano
fallidamente



* Desandar el consumismo de la pornografía, mantener la escritura -es decir, la relación- de los cuerpos: este es el pornografismo. Puede ser erótico u obsceno, adelante, pero es el enviciante consumismo -consumir sin digestión- el que intenta evitar esta palabra.

domingo, 22 de agosto de 2010

Toy Story 3, las aventuras perdidas de nuestra infancia


Hay una tremenda aventura, aventura de un villano cara de papa y el vaquero héroe junto a su heroína, un tren sin control lleno de trolls indefensos, un ataque sorpresa del doctor Tocino desde su nave porcina; aventura secreta entre los juguetes y nuestra imaginación, el juego desplegado en fantasías -las del azar de la lógica correteando el absurdo- y en los juguetes, fantasías materializadas en tamaños y texturas diversas para desatar nuestras historias más recónditas.

Toy Story 3 es nuestro juego de niños: el azar del juego permea lo más inverosímil para volverlo absurdo, pero sabrosamente posible dentro de la trama (como los marcianitos finalmente controlando la garra). Absurdo es, incluso, que desde Toy Story y, hasta ahora en esta tercera película, he tenido la impresión de que los personajes juguetes parecen más naturales que los personajes humanos. Sea o no una humanización de los juguetes, estos rasgos los hacen más entrañables, como si parte de nuestra niñez quedara en ellos, en las aventuras que fantaseamos mientras corríamos por el territorio de juego olvidando que era la sala de la casa o nuestra cama.

Toy Story 3 es, a un mismo tiempo, aventura, alegría, nostalgia y abandono. Desde el principio, entre persecusiones, carcajadas y recuerdos filmados, queda la impresión de que la aventura con juguetes es una aventura de la imaginación. Es este el vínculo entrañable de la nostalgia: la historia que juega cada niño con sus juguetes es tan íntima como cualquier otra fantasía que emergerá a lo largo de nuestras vidas. Los juguetes son el gérmen de la aventura, los primeros objetos que atesoraremos, el azar de lo que no existe cristalizado en un objeto hecho para recrear, entretenernos creando. Como Andy, cada niño es un pequeño creador que representa sus vidas más íntimas con los juguetes.

Poco a poco, la película amarra el nudo en la garganta desde el comienzo: el juguete, como toda fantasía, es un escape frágil de la realidad. Todo es desechable excepto lo que recupera la imaginación. Y este es el intercambio del final, pacto entre quien fue niño y quien sigue siéndolo, pacto de la aventura, pacto entre espectador y personajes. Así, las lágrimas ante el final de Toy Story 3 descubren la película como recuperación de mis fantasías, una recuperación frágil de la infancia, no para seguir siendo niños, sino para evocar lo perdido. Al final, la despedida también se revela como un homenaje al cine y al juego de la infancia.

sábado, 21 de agosto de 2010

Trailer de Another Year (Leigh, 2010)



Es el director de, entre otras, "La dulce vida" (Happy-Go-Lucky), Vera Drake (2004) y Secretos y Mentiras (1996). Entre el elenco y la música, hay toda una candidez entrañable en el trailer. Ojalá llegue, y sin tanto retraso.

martes, 17 de agosto de 2010

Director del mes: Yasujiro Ozu.


12 de diciembre, 1903 - 12 de diciembre, 1963
Trabajó desde 1927, con Espada de Penitencia, hasta 1962, con Una Tarde de Otoño. Filmó cincuenta y cuatro películas.
Nosotros veremos Primavera Tardía (1949), Las hermanas Munekata (1950), Cuentos de Tokyo (1953) y El Sabor del Sake (1962).

sábado, 14 de agosto de 2010

Siskel y Ebert debaten "Crash"

Al momento de su lanzamiento, Crash fue una de las películas más polarizantes hechas hasta ese momento. Acá un ejemplo de la controversia que suscitó entre críticos:

Making of "Crash"

Un video "Making of" que aparece en el laserdisc Criterion edition de Crash lanzado en 1997



James G. Ballard: Yo no apruebo todo lo que está en la película y en la novela Crash. Hasta cierto punto, ambos son cuentos cáusticos, ellos alertan en contra de la pesadilla de matrimonio entre el sexo y la tecnología que está siendo celebrado dentro de nuestras mentes, todos los días del año. Ambos son advertencias, pero al mismo tiempo son invitaciones para explorar este terreno cuidadosa, pensativa, pero abierta y francamente porque esto es lo más importante de todo. Crash, por encima de todo, es una novela muy franca y David ha creado una película aun más franca.

jueves, 12 de agosto de 2010

Si vuelvo a La teta...

si vuelvo a la teta 
vuelvo a recordar...

Su nombre tal vez lo asocio con aquel nombre que todos conocemos y torpemente nombramos como Goethe. Aquél por vender su alma al diablo, ella por materializarla con una papa.

No sé si mis impresiones asustan. Pero la verdad es que, cuando terminé de ver la película, me seguí preguntando ¿qué es la teta asustada?. Un rito, una maldición, una consecuencia. Es la leche materna, es padecimiento, es la papa, el susto o la putrefacción. Lejos de responderme creo que es todo esto envuelto en el miedo.

De la película recojo varias cosas:
- Me gustan los planos, la elección - a pesar de que algunos se notan forzados-.
- Me gustó la incógnita materializada algunas veces en cantos, otras en perlas.
- Detalles, risas, y hasta espanto...

si vuelvo a la teta
vuelvo a recordar
como el cuerpo sigue siendo el disfraz
y máscara
de lo que cobardemente ocultamos.


(pornografísmo/antropofagia del cuerpo/neologismos del miedo)

si vuelvo a la teta
vuelvo al canto
antes que
a la palabra.
(como el agua en la aridez del miedo).

                    y       salud!


martes, 10 de agosto de 2010

Sobre "La teta asustada"

12:00pm. Tierra de nadie, Universidad Central de Venezuela.

Una nueva reunión de Moviemiento. El día tenía un rostro poco amigable. Uno presentía que en cualquier momento caería un chaparrón de esos que sólo acontecen de este otro lado de la tierra, en el trópico. La reunión estaba pautada a las 12 del mediodía. Los primeros en llegar fuimos Eduardo y yo. Ese tiempo extra lo aprovechamos comprando películas y comentando sobre nuevos tesoros fílmicos. Aproximadamente a la una y cuarto llegó Cristina, y un ratito más tarde nos acompañó Gabriela. Por primera vez, el grupo se fue de picnic a la UCV.
La reunión fue amena, a pesar de que la lluvia nos arrojó a un rincón techado de la biblioteca central. Como es nuestra costumbre, primero comimos, luego discutimos. A pesar de que estaba planeado discutir sobre Ladrón de orquídeas, Lola Montes y La teta asustada, toda la conversación se centró específicamente en la teta. Tuve la intención de reanudar aquella conversación entablada la otra noche con Cristina y Eduardo sobre la película, lamenté mucho no tener en mis manos los papeles impresos, de manera de refrescar ciertas cuestiones que habían quedado en el tintero para Cristina y para mí. Sin embargo, la conversación tuvo una fluidez importante, cada uno dio su opinión sobre los temas que le parecían fundamentales de la película. Creo que no dejamos puntada sin hilo.
Por mi parte retomé el lenguaje del miedo que se traduce en el cuerpo de Fausta. Es una forma de expresión corporal que ronda desde el comienzo de la película, permitiéndonos entender que el cuerpo de ella connota miedo, tristeza, pánico, silencio. Pero junto con estos sentimientos, Fausta va accionando un poder regenerador que comienza con la muerte de la madre. Ante este suceso ella es obligada a salir de casa en busca de trabajo. Es allí donde ingresa a ese nuevo territorio, desconocido, inhóspito; un lugar distinto, donde lo que falta es esa aridez de la que está acostumbrada su vida. Fausta sin saberlo ingresa a un sitio que le permitirá entender y despertar de ese largo adormecimiento en el que estaba presa su alma.
Quizás uno de los elementos que ayuda en su despertar sea el contacto con lo verde, con la naturaleza y, por supuesto, con el hombre. El jardinero es quien le enseña a trabajar la tierra, y tal vez sea el único que comprende a Fausta. A medida de que ambos entran en contacto, el hombre le enseña a lidiar con el miedo, pero tal vez lo esencial sea que la ayuda a que comience a vislumbrar que su cuerpo no es ese territorio árido como el lugar adonde le tocó nacer. Hay una escena donde el Fausta le pregunta al jardinero por qué no hay sembrada papa en el jardín. Él le responde que La papa es barata y florece poco. Sus palabras parecen herir a Fausta, porque hay un evidente repliegue de palabras hacia ella. La papa no florece, por eso no gusta. Y ella posee una papa dentro de su vagina, que luego, al transcurrir de la película, por fin se quiebra en los hombros del jardinero, y pide que por favor se la saquen.
Cuando vi la película de manera inmediata la relacioné con Clarice Lispector. Pensé en este libro La manzana en la oscuridad; un libro donde se pone de manifiesto personajes que se asemejan a Fausta y al jardinero. Son como seres que están en estados de coma, y están obligados a despertar, a reconstruir su ser. Es como una liberación que cada uno de ellos se permite. Quizás lo extraño es que existe una relación aún más directa con la tierra, con las manos, con el poder de trabajar para obtener frutos. Fantaseo con la idea de que alguna vez Claudia Llosa haya leído a Clarice. Lo más probable es que no lo haya hecho, y simplemente sus personajes-mágicamente- tienen el poder de dialogar con aquéllos. Eso es envidiable, pero más hermoso aún.
A medida de que el alma de Fausta comienza a renacer, el cuerpo se libera. Desde el inicio de la película veíamos a una muchacha retraída, tímida, miedosa, y todo esto se manifestaba en su cuerpo al caminar o ante la imposibilidad de mantener un contacto con un hombre. Fausta es para el jardinero como esa flor de la que ella queda prendida. Ante tanta aridez, mesura, él aprende a trabajarla, a cultivarla, de manera de que vuelva a nacer.
La reunión culminó a las cuatro de la tarde. Creo que el resumen de ese encuentro fue muy positivo, porque a pesar del tiempo, la falta de baño y el aroma de un buen café calentándonos el cuerpo, La teta ahondó en cada uno de nosotros.