martes, 25 de septiembre de 2018

The Wife (2018) o queremos un Óscar para Glenn

Hay películas que son vehículos para sus protagonistas y que, además, terminan siendo vehículos que le consiguen una estatuilla de la Academia. No pocas veces el perfil del actor o de la actriz involucrados incluye, además de una trayectoria reconocida, una deuda con la referida Academia. Y no pocas veces el material trabajado cae, en papel o en la práctica, en el llamado Oscar bait, o carnada para el Óscar, con lo que uno no puede pensar más que en Tiburón cuando atraen al escualo con trozos sanguinolentos de pescado. 

El caso más reciente sería Julianne Moore en 2015 cuando fue nominada por quinta vez y ganó por interpretar a una lingüista que descubre los primeros avances del Alzheimer en ella, con apenas cincuenta años de edad. La maestría de Moore no se pone en duda y ésta es la primera razón por la que uno como fanático acude a la película. Pero situaciones así se han dado hasta la saciedad, como la tercera estatuilla de Meryl Streep, Al Pacino en Scent of a Woman o Paul Newman por The Color of Money.

El caso con The Wife es curioso porque su distribución temprana implica cierta confianza en el material antes de haber preferido que se la devorara la temporada de premios con un estreno exiguo a finales de año. Y no hay esta vez enfermos terminales, ni Holocausto, ni discapacidades, por más que tratar con la escritura tenga su prestigio. Y si no, recordemos a Nicole Kidman y Philip Seymour Hoffman quienes ganaron en la década pasada por interpretar a escritores famosos.

Toda la situación con la temporada de premios implica una estrategia publicitaria y de distribución que comienza, sí, por la película en cuestión. Y en este caso, un acercamiento tradicional al secreto de la verdadera autoría de una obra literaria sirve de excusa para darle pie a Glenn Close para destacarse. Ella y Jonathan Pryce interpretan a Joan y Joe Castleman, una pareja casada desde hace décadas donde él se ha destacado desde el comienzo por su escritura. O así creemos cuando nos enteramos de que él será reconocido con un premio Nobel de Literatura. El viaje, los preparativos para el evento y la ceremonia en sí estarán alternados por esperables flashbacks para conocer la historia de ambos.

Es extraño que no hay muchas escenas grandilocuentes donde Close nos muestre sus dotes actorales, ésas donde los personajes se lanzan objetos y que el Óscar suele escoger como clips que muestren calidad actoral. En cambio, su agotamiento frente a la situación de la buena esposa es paulatino e incluso hay una referencia directa a que ella no desea ser "la esposa eternamente sufrida", que por cierto suele tener un puesto en la categoría de reparto femenino. No hay victimización en la presencia de Close, sino mucha conciencia de sus decisiones en el pasado. La mirada de Glenn siempre ha denotado carácter, incluso en sus personajes más bondadosos. Y ésta no es la excepción. Basta con detallar su interacción con el editor, interpretado por Christian Slater, quienes a medio camino entre la seducción, la firmeza y la distancia; comparten un par de vodkas para disimular una entrevista formal en ocasión del reconocimiento del esposo.

Y sí, desde el comienzo sospechamos de que una esposa haya estado tan cerca de la creación literaria de su marido, sin llegar a ser su manager como ocurre en algunos casos. La película nos va dando a entender por qué y esa complicidad entre ambos a la que apunta la historia es el fuerte de su química, por más que las razones para tomar tal camino no sean convincentes más allá del esfuerzo de Glenn. En su rostro, la bondad no pasa por el sacrificio, sino por una discreción que tiene sus límites.

Y es fascinante ver la evolución de su carrera actoral deteniéndose en su Alex Forrest, en su Marquesa de Merteuil y, ahora, en Joan Castleman; como tres pivotes en una carrera riquísima que incluye Albert Nobbs, The Big Chill (1983), The World According to Garp (1981) e incluso 101 Dalmatians (1996) donde Close demuestra que el camp se puede disfrutar a la vez que se puede sugerir a través de él. Si bien podría entenderse el cambio de sus personajes como una cuestión etaria, todas sus interpretaciones tienen una presencia incuestionable que a través de matices, como ciertas miradas (no olvidemos la escena final frente al espejo de la Marquesa o la desesperación en Alex después del enamoramiento) o ciertos silencios, sugieren una incomodidad profunda frente a lo vivido.

La nominación debería estar asegurada para Glenn. Más allá, son varios los factores que tendrá que superar para obtener un triunfo. Parece una búsqueda fútil y desesperada para una actriz de su talante en un proceso donde depende también de la competencia y, finalmente, del hecho de que hace años que una actriz de más de sesenta años gana la estatuilla competitiva. Hay que irse hasta 2007 cuando Helen Mirren ganó por una película que, a la vez, era su actuación y se sostenía por sí sola. Para ver a una ganadora mayor de setenta años, hay que retroceder hasta Katharine Hepburn cuando ganó por On Golden Pond (1981) en 1982.

Más allá de las estadísticas y mucho más allá de la certeza de que el Óscar no ha sabido reconocer a todas las leyendas de Hollywood, queda esta pequeña película que le brinda otra oportunidad a Close para destacarse gracias a su talento memorable y una rica filmografía que viene desde finales de los setenta.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Abrebocas (VIII): Roma (Alfonso Cuarón, 2018)


Reciente ganadora del León de Oro en el Festival de Venecia y pre-seleccionada por México para la categoría de Mejor Película Extranjera para el Óscar, el adelanto de la nueva película de Alfonso Cuarón utiliza pocas palabras para presentar su historia. Algunos dirán que este tráiler, estrenado a mediados de agosto, ni siquiera presenta la trama, sino que asoma un poco de drama familiar, un poco de romance y algo más de lucha social, mientras despliega una fotografía estremecedora.

Tendría que bastarnos la jugada curiosa de un estreno en salas previo a su lanzamiento en Netflix, o las alabanzas en el festival que hablaban de cierta presencia de Tarkovsky en la película (ya asomada en el ritmo de ciertos movimientos de cámara); para atraer nuestra atención. Los incrédulos razonarán que la decisión de su estreno en salas es para que pueda competir por el Óscar y no en realidad porque el cine no haya muerto. Lo cierto es que el tráiler funciona como invitación a ver la película por su potencia visual y no opta por delatar la trama como suelen hacer muchos avances hoy en día.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Afiches cinematográficos (XXII)

A Ghost Story (2017) de David Lowery.
Ficción.

You Were Never Really Here (2018) de Lynne Ramsay.
Ficción.





La Película Infinita (2018) de Leandro Listorti.
Documental.

Three Billboards Outside Ebbing, Missouri (2017) de Martin McDonagh.
Ficción.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Teatro de Guerra (Lola Arias, 2018) o la intimidad expuesta


¿Acaso la mejor manera de tratar la guerra no sea desde los límites entre la ficción y el documental? Lola Arias intenta con firmeza este acercamiento a través de los sobrevivientes de la guerra de Las Malvinas. Lo que logra es un retrato que nos agujerea como testigos de una teatralidad que vuelve una y otra vez a momentos particulares como si se tratara de esos sueños apesadumbrados que confundimos con la realidad.

Hay cierta desnudez en la forma como son presentados los hechos en la película de Arias que desprovee de certezas. Hay un recuerdo reiterativo que, como todo recuerdo, vuelve en distintas formas. Y mientras más se repite éste, más desarmante se vuelve pero sin el efectismo de las pesadillas, sino con la agudeza del silencio.


Pero se trata de una desnudez que evidencia los instrumentos registrando las vivencias narradas por los sobrevivientes. Mientras uno de los actores narra una situación durante la batalla, vemos a la chica grabando el sonido o la cámara filmando. Estos elementos que mal empleados podrían ser distrayentes, aquí evidencian una franqueza porque desde el comienzo viene armándose una química entre los seis sobrevivientes como si ellos estuvieran ensayando el dolor, tanteándolo desde sus experiencias reformuladas por la técnica, aunque nunca manoseadas por el histrionismo. Sus actuaciones están más cercanas porque el proceso es visible y, por lo tanto, más palpable.

No se trata en ningún momento de "otra película bélica", sino de esas pocas que destacan porque consiguen en la circunstancia bélica una desesperanza profundamente humana, como lo hicieron en su momento All Quiet on the Western Front (1930), Dr. Strangelove Or: How I Stopped Worrying and Love the Bomb (1964), The Thin Red Line (1998) y Letters from Iwo Jima (2006). Y en este sentido, da un paso adelante con respecto a ellas porque presenta la guerra desde un formato "stripped down", sin los efectos de sonido característicos de las películas de este tipo, sino con las inflexiones y matices de las voces actorales transportándonos a las vivencias durante la guerra.

lunes, 3 de septiembre de 2018

Agosto en películas

Termina agosto, pero ya volvemos a él a través de listas sobre lo mejor del mes. Incluimos desde el cine más independiente o de autor, hasta el cine más comercial del año.

Gabriel Balmaceda
1. The Rider (2017) de Chloe Zhao
2. O Ornitólogo (2016) de Joao Pedro Rodríguez
3. Secrets & Lies (1996) de Mike Leigh
4. American Animals (2018) de Bart Layton


Eduardo Elechiguerra
1. Tokio monogatari / "Cuentos de Tokio" (1953) de Yasujiro Ozu
2. Otona no miru ehon - Umarete wa mita keredo / "He Nacido, Pero..."(1932) de Yasujiro Ozu
3. Jours de France / "Cuatro días en Francia" (2017) de Jérôme Reybaud
4. Ukikusa / "La hierba errante" (1959) de Yasujiro Ozu
5. Mi Obra Maestra (2018) de Gastón Duprat


Pablo Gamba
1. 24 Frames (2017) de Abbas Kiarostami
2. El Laberinto (2018) de Laura Huertas Millán
3. Blue Line Chicago (2014) de Richard Tuohy y Dianna Barrie



Javier Riquel
1. Tag (2018) de Jeff Tomsic
2. Tomb Raider (2018) de Roar Uthaug
3. Deadpool 2 (2018) de David Leitch
4. Jurassic World: Fallen Kingdom (2018) de Juan Antonio Bayona