EL "VOYEUR" DEL TERCIOPELO
Con Terciopelo Azul (Lynch, 1986), ser espectador implica jugar a ser un voyeur: ya no esperamos ver, sino que lo deseamos. Nosotros somos los mirones metidos entre los fetiches, las perversiones y las ingenuidades de estos personajes de Lumberton. La imagen es provocativa porque, en este "extraño mundo", imaginar es desear. Con sus colores suavemente opacos pero llamativos, con su música hipnotizante y con su ritmo de parsimonia, la imagen cinematográfica evoca un mundo que provoca seguir siendo visto: a un mismo tiempo, Lumberton es un sitio provocativo a la vista y provocador para mantenernos alerta ante sus perversiones. Todo esto envuelto en esa atmósfera "wooden" ("acartonada", diríamos nosotros, pero literalmente debería ser "amaderada") de perfección que es ese vecindario.
Coye, qué bueno este video! Gabriela es un personaje, vale... Manuela hasta se puso intelectualosa y la parquedad de palabras de Eduardo no se hizo esperar. Estuvieron buenos los comentarios: escríbanlos! Saludos.
ResponderEliminarJAJAJA conque parco...
ResponderEliminarPero, sí, vale, qué sabroso ese sábado. Terciopelo Azul tiene mucha tela que cortar.