lunes, 28 de junio de 2010

Lola Montes, el arte del escándalo


Lola Montes. Sueño. Pasado. Espectáculo. Somos el público que desea indagar en su vida privada. No porque nos importe su vida particularmente, sino porque somos parte del espectáculo. Necesitamos consumir. Anhelamos ver su ascenso como bailarina, no por su talento, más bien por poder ver una vida hecha pública, someter al escarnio lo que no somos capaces de someter en nosotros mismos.

Lola Montes, rimbombante, grandilocuente, casi de mal gusto por su zaña de hacer un espectáculo de cada obstáculo, prevé los biopics de ahora. En su manera de narrar la vida de Lola Montes, desde el circo y con la voz del maestro de circo, Max Ophüls hace conscientes las trampas así como los encantos del espectáculo. Vemos a Lola Montes desde ventanas, rejas, espejos: trucos y números musicales que acallan la verdadera Lola Montes en pos de llamar la atención del espectador. Esta no es la victimización de una estrella: Lola no es una mártir. Es sencillamente el funcionamiento del espectáculo: la transformación de la vida en una pose consumible y digerible, el escándalo.

¿Quién es Lola Montes? Los restos del espectáculo, lo que el escándalo no permite entrever, domadora de sus deseos y amantes, el ascenso y la caída de un sueño , domada por el circo y por el público. Lola Montes no es el espectáculo, sino lo que el espectáculo hace de ella.

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