jueves, 8 de febrero de 2018

The Post (Steven Spielberg, 2017) o el compromiso de informar

The Post, estrenada en Argentina el 1º de febrero y próxima a estrenarse en Venezuela, cubre la situación por la que pasó The Washington Post a principios de los 70 cuando se descubrieron los papeles vinculados con la guerra de Vietnam y el apoyo de ésta por parte de cuatro presidentes de los Estados Unidos.


Más allá de la perspectiva almibarada de la que Spielberg no puede escapar (esa secretaria que se acerca a Kay Graham para decirle que ojalá ganen el juicio y luego la señora Graham observa cómo pisotean a la pobre secretaria), la fortaleza de la película reside en el homenaje que se le hace al oficio de hacer noticias y, en general, de armar un periódico. Las escenas dedicadas al ensamblaje de las noticias, sobre todo la primera que nos mantiene a los espectadores en vilo sobre si saldrá o no en primera plana el reportaje de los papeles sobre la guerra de Vietnam, son el clímax necesario para los giros que ha tenido la trama previamente.

En este sentido, sólo puede sumar la presencia de Meryl Streep como Katherine Graham. Con su voz honda, a la vez flexible a la risa complaciente y firme cuando tiene que plantarse si es burlada su vulnerabilidad, Streep le brinda gravedad al rol y atrae momentos llenos de mucha intimidad como cuando recuerda junto a su hija los principios fundacionales del periódico. Hay ciertas miradas de ella, cierto gesto de sus labios, que sugieren años de soportar el que la pusieran a un lado.

No es para dejar a un lado tampoco el rol pequeño de Sarah Paulson. Si de buenas a primeras parece el típico papel de la esposa que apoya al marido trabajador, una sola escena basta para que Paulson aproveche el diálogo sobre la valentía de Graham y veamos su capacidad de sugerir todo lo que aguantan las mujeres detrás de ciertos hombres poderosos. Lo mejor es que no hay reproche en sus gestos, sino una sonrisa de reconocimiento y miradas de apoyo hacia Ben Bradlee, un Tom Hanks siempre confiable.

Al final, Streep carga el compromiso de llevar adelante una película sobre la libertad de expresión por delante de las reuniones sociales y laborales. Informar es darle sentido siquiera efímero a lo que viene de afuera antes de que sea asimilado por los otros, con todos los riesgos que esto conlleve.


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