viernes, 7 de agosto de 2009

Le temps detruit tout


Buena película.

Como se ha venido comentando, el tiempo lo destruye todo es la sima máxima (y obvia) de la película. Pero Irréversible, dejando de lado la ya discutida glosa efectista, es una clara versión de lo que el destino nos provee a los seres humanos, como si les fuera ajeno, etéreo, distanciado, pero que nos arrastra con hilos y perfumes que no podemos desdeñar, porque nos es natural. Y sí, creo que la palabra clave después de todo es destino, porque la escena del ascensor entre Marcus, Pierre y Alex camino al Metro no es baladí*: es la consecución del leitmotiv de la historia narrada en la película, y aporta la clave conductora del sueño de Alex, en la armónica escena entre ella y Marcus en la cama, desnudos: “Tuve un sueño. Era extraño. Estaba en un túnel. Un túnel. Todo rojo. Y luego... el túnel se abrió en dos. Creo que es por mi período.”

(En la última escena, se ve en letras enormes parte del título del libro que lee Alex: TIME.)

El destino es irreversible, y por ello el tiempo no sólo lo destruye todo: lo transforma.


*Alex: He estado leyendo un libro maravilloso.
(...)
Marcus: ¿Y de qué se trata?
Alex: Dice que el futuro ya está escrito de antemano. Todo está ahí. Y la prueba yace en los sueños premonitorios.
Pierre: ¡Wow! ¡Ya nos está durmiendo!
Marcus: Incluso los sueños son malas noticias.
Pierre: Suelo soñar que estoy durmiendo. Es mi único sueño.
Alex: ¡Bueno, por lo menos te relajas!

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