Con un estilo que recuerda a Wes Anderson llevado hasta sus últimas consecuencias, Belle à croquer de Axel Còurtiere cuenta la historia de Oscar Migusto, un caníbal que se enamora de la señorita Zanahoria, una vegetariana acérrima, pero es muy tímido para decírselo. La señorita lo invita a una cena con, por supuesto, un menú vegetariano.
Si bien la trama del cortometraje podría catalogarse de previsible, el estilo colorido y juguetón la hace un placer visual e, incluso, auditivo. La paleta de colores va desde el rosa hasta el verde, pasando por los azules del pasillo. Los guionistas se las ingenian para que la pesadilla vegetariana de Oscar sea bastante sádica y curiosamente femenina: "¡Sé un hombre!". Como si comer vegetales fuese la prueba de masculinidad y, no como se pensaría contrariamente, por comer carne.
El despliegue de efectos visuales que tienden a la caricaturización también forman parte del encanto del corto. Los colores estridentes utilizados en la máquina que genera los alimentos de Oscar al comienzo o el diseño de la industria vegetariana dan cuenta de un mundo imaginado desde los extremos del gusto, con la posibilidad de que ambos extremos se atraigan.
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