viernes, 5 de febrero de 2016

Carol (Haynes, 2015) y la delicadeza de los gestos

Carol es una película que esboza los sentimientos agudizando la percepción de los gestos. Una mano apoyada en el hombro, una mirada al pasar desde un automóvil, un 'Te amo' previo a una interrupción inoportuna, un mechón de cabello por peinar. Hay un catálogo de gestos que la película va mostrando con sutileza e intimidad. Y no porque sea sutil deja de ser evocador, sino que más bien tal asomo de gestos sugiere una pasión intensa.


Podría decirse, reduciendo la trama, que es sobre un amor entre dos lesbianas. Pero es una película que, mientras muestra el amor que se va entrelazando entre Therese (Rooney Mara) y Carol (Cate Blanchett), también invita a la aceptación de la naturaleza de uno mismo. El filme no estigmatiza su relación, sino que le da los conflictos y relieves de una mujer a punto de divorciarse y una joven inocente. En esto, la carta que le escribe Carol a Therese condensa la pasión entre ellas. Con su voz firme y conciliadora, Carol relata en su correspondencia lo que hace a Therese tan esperanzada.


En este sentido, Therese, como fotógrafa de su entorno y amante, es una observadora que capta los más pequeños detalles. Es como Richard señala al principio sobre el filme que ven: "Estoy viendo si corresponden los gestos con lo que dicen los personajes". Therese, y Haynes a través de ella, está dilucidando su alrededor. Podría decirse que es una observadora casi pasiva si no fuera por su afición a la fotografía y porque, finalmente, opta por actuar, por decidir. Y es en tal decisión, una escena final que conmociona e inquieta, donde podemos ver que, siempre, la correspondencia de amor es a través de los gestos.

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