Llamadas telefónicas (II) : The Silence of the Lambs (Jonathan Demme, 1991)

Da la casualidad de que esta llamada por teléfono también ocurre al final de la película, como ocurría con nuestro filme anterior. Así que si todavía no lo han visto, pare de leer y vaya a ver esta joya de finales de los 90.

Mucho se ha dicho de esta relación amorosa entre la agente Clarice Starling y el asesino Hannibal Lecter. Mucho se ha dicho del poder que tiene él sobre ella durante la investigación que ella, e indirectamente él, lleva a cabo para detener los asesinatos que están ocurriendo. Pero es la mirada de desconcierto por parte de la maravillosa Jodie Foster durante la llamada lo que nos atrae. Es la voz de plena satisfacción por parte de Anthony Hopkins la que nos alivia de que haya otro contacto entre ellos. Es una llamada breve, como dice Hannibal para que no la rastreen. Sin embargo basta para encender nuestro entusiasmo de nuevo.

La maravilla de esta brevísima escena antes de que Hannibal se desaparezca entre los habitantes de un recóndito pueblo es la química entablada entre ambos actores. Antes los ha separado un grueso vidrio en su interacción en la cárcel mientras Clarice lo interrogaba. Ahora los separa una línea telefónica y kilómetros de distancia sugeridos por esa gran pared de ladrillos tras la que habla Clarice. Pero Jodie destila un enamoramiento inconsciente con su mirada que basta para la distancia. Y el tono socarrón de Anthony, como dejando entrever que se trata de un juego bastante macabro, nos hace estar del lado de Clarice. En el fondo quisiéramos que ellos se reencuentren pero no como un romance tradicional, sino como un verdadero giro en la relación de la bella y la bestia donde esta última disfruta "cenarse a un buen amigo".

Y por supuesto, Hannibal corta la llamada y Clarice queda susurrando "doctor Lecter" varias veces, sumida en el ambiente alegre de celebración del FBI, mientras él, al otro lado de la línea colgada, desaparece en la multitud.