Viene del Festival de San Sebastián, abrió el Festival del American Film Institute y acaba de pasar por el BAFICI. Más allá de este recorrido por festivales, la película vale la pena por seguir los pasos de una tragedia, no sólo en tema, sino también en formato. El filme nos encamina por los días posteriores de los únicos dos sobrevivientes de la tragedia de El Amparo al mismo tiempo que nos muestra a todos los vinculados con ésta: las mujeres de las víctimas, los medios de comunicación y los "actores políticos" que buscan acallar la situación con dinero. Hilado con actuaciones atentas, vemos las distintas fases de presión y duda por las que pasan ambos sobrevivientes antes de decidir qué hacer. Todo termina con una necesaria catarsis que nos permite confiar, por lo menos momentáneamente, en lo que menos se suele confiar: la palabra.
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