jueves, 23 de agosto de 2018

Una escena, una película (II): Clarissa y la felicidad


- If you say to me the moment you were happiest...
- Mom!
- Tell me the moment you were happiest.
- I know, I know! It was years ago.
- Yeah...
- All you're saying is: you were once young.
- ]A gesture between smile and laughter] I remember one morning, getting up at dawn. There was such a sense of possibility. You know, that feeling? And I remember saying to myself: this is the beginning of happiness, this is were it starts [Julia and Clarissa laugh]. And of course there'll always be more. It never occured to me it wasn't the beginning, it was happiness. It was the moment, right then.

Leídas así, las palabras entre Clarissa Vaughan, interpretada por Meryl Streep, y Julia, su hija (Claire Danes), parecen una reflexión al revoleo sobre lo que significa la felicidad. Un instante de intimidad y confianza en la cama de la madre, en medio de los preparativos de la fiesta para Richard. Este momento entendido dentro del film es un paréntesis al ajetreo y, como le dice su hija, un darse cuenta de que la vida ha pasado. Todo esto se resume en la manera como Meryl interpreta el verbo pretérito: "It was happiness". Lo remarca y nos devuelve una mirada que nos sugiere "¡qué tonta he sido! ¿Cómo pude haberme engañado de tal manera?".

Como si no bastara este darse cuenta, las pausas entre los diálogos y el silencio final son un breve respiro a lo que se avecina, como la bocanada de aire que toma Clarissa Dalloway antes de salir a la calle en la novela de Woolf. Es un respiro incluso segundos antes de que suene una vez más el timbre del apartamento de Clarissa.

The Hours (Stephen Daldry, 2002) está cargada de estos momentos como paréntesis al apuro vital del día a día. Sin importar las críticas que se le hagan a la película como conjunto, estos "momentos de vida", como los llamaría la misma Woolf en el libro homónimo, son los que le devuelven al film su fortaleza.


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