viernes, 23 de diciembre de 2016

Lo and Behold: Reveries of the Connected World (Werner Herzog, 2016)

¿Podemos imaginar un mundo sin internet? Sí, todavía esta generación nuestra puede hacerlo. Pero las generaciones posteriores a los mediados de los noventa, cuando el internet ya se había difundido lo 'suficiente', no pueden hacerlo. Y a medida que pasan los años, más cerca tenemos el internet. Antes era en las PC y en las computadoras personales. Ahora está hasta en nuestros celulares.

La inquietud que genera tal expansión de la conectividad es indagada por Werner Herzog con agudeza e insistencia en este documental estrenado en el cine BAMA hace unas semanas. Cómo fueron los inicios de esta época y hacia dónde vamos con ella son algunas de las preguntas que se hace el director a lo largo de la película. Por supuesto que busca respuestas pero, con cada una de las que consigue, logra despertarnos cierta tensión ante este mundo invasivo. El internet nos persigue a donde vayamos. Pensemos por un momento cuántas horas al día estamos usándolo: mandamos correos, revisamos Facebook, redactamos en blogs, nos comunicamos por WhatsApp y Skype. Pululamos en las redes buscando la próxima 'conexión', sea comunicativa o amorosa.

Pero Herzog busca en los orígenes, en los alcances y los derrumbes de la tecnología conectiva. Y esto es lo que nos inquieta a lo largo del documental, tras la cortina de los avances tecnológicos, están los retrasos generados a la Tierra, la búsqueda de posibilidades humanas en otros planetas y los perjuicios provocados a nosotros mismos como habitantes de éste en particular. Al final, la película, no sin antes caer en cierta cursilería que desentona, nos muestra el panorama pasado, el futuro e incluso el imprevisible del internet.



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