martes, 4 de mayo de 2010

Bresson: Mouchette (1967)



El trailer fue hecho por Jean-Luc Godard.

4 comentarios:

  1. Qué manera tan frontal de asumir la dureza de la vida. La última escena no es ni descarnada ni dramática; es sencilla y silenciosamente trágica.

    Los sonidos distinguidos a lo largo de la película, los disparos, los gritos, las campanadas, son los sonidos de la violencia que van signando la tristeza de Mouchette.

    No se trata de victimizar a Mouchette, como tampoco se trata con Baltazar, sino de verlos como testigos de sus alrededores. Ellos trascienden, no sólo por el dolor en sí, sino porque sufrir es afrontar el automatismo. Y porque la única fuerza contraria a la anestesia de los días es la muerte.

    El abuso y la sobrevaloración de la 'trascendencia' hace que esta suene a autosuperación personal, pero trascender no implica superar algo, sino más bien mantenerse como un misterio. La muerte y el sufrimiento no nos vuelven más dignos a estos personajes, sino que los devuelve a la fragilidad que han perdido durante la vida.

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  2. Ya la ví, hace un rato. No sé por qué me cuesta hablar de las películas de Bresson... bueno, de las tres que he visto hasta ahora. Creo que algo común es que presentan lo trágico como algo cotidiano, o el sufrimiento como una costumbre que a veces ni pesa. No sé si por la cuestión del automatismo, pero también requiere cierto esfuerzo identificarse con la ¿agonía? de los personajes; quizá a fin de cuentas es como sucede también en la "vida real".

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  3. Por otra parte, no me parecía que trascendieran Mouchette o Baltazar, al contrario, me parecen de una no-trascendencia total, completamente inmersos, al azar -tal cual- en ese contexto que apenas puede llamarse infeliz porque no tiene un contrapeso, un punto de comparación "felíz". Pero ahora que lo pones de ese modo -la trascendencia por medio del sufrimiento-, me quedo dudando... como que sí.

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  4. Sí, me encanta lo que dices, precisamente por el sufrimiento como "una costumbre que a veces ni pesa" y por la falta de contraste con la felicidad dentro de sus películas, es que Baltazar o Mouchette se distancian de los demás personajes. No hay esperanza de satisfacción, mucho menos de felicidad: apenas es la neutralidad la que nos puede inquietar. Ya no es posible la 'identificación', sino una incomodidad latente por nuestra capacidad de distanciarnos ante tales sufrimientos.

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