lunes, 11 de marzo de 2019

Del significante al significado de Familia




El (re) planteamiento de Hirokazu Koreeda del concepto de familia es un asunto que se pasea entre lo cinematográfico y lo netamente lingüístico: ¿cuándo se da por creado el vínculo familiar? ¿al momento de nombrarlo? ¿o es algo que se produce incluso mucho antes de la enunciación? Sin duda, la narrativa de la historia y cómo se abordan estos tópicos, cuentan con una cinematografía que cuida de igual forma el lenguaje del film, y que deja para nosotros, del otro lado, varias preguntas dignas de “intentar” contestar.

Somos una familia (ganadora de la Palma de Oro) es una película japonesa de Hirokazu Koreeda (estrenada el 8 de junio de 2018) que logra satisfacer la retina cinéfila de cualquier espectador de este siglo; que al igual que ellos, los personajes, estamos en la constante y desesperada búsqueda del afecto y del amor. Por supuesto, el tema de la familia y de los vínculos están atravesados por una mirada muy social que se posa sobre un sistema que tampoco se ajusta ni se adapta a las carencias de todos los que hacemos vida dentro de él.

¿Quiénes son los malos y cuáles son los buenos? la justicia lo logra resolver dentro de la trama, pero (por suerte) los cuadros cinematográficos (los rostros) de Koreeda, muy delicados pero evidentes, permiten al espectador ir más allá y adentrarse en un final bastante abierto y más conciliador.

¿Se puede escoger a la familia? ¿Decidir quiénes serán nuestros padres, hijos, hermanos? Es bastante soberbio de cara a lo divino, a lo sagrado y a lo natural. Sin embargo, de nuevo gracias a la magnífica orquesta que integran los actores y el director, son preguntas que de manera maravillosa, una vez en la pantalla, logran salvar al espectador de la culpa y del pecado.

Desde ese punto de vista (y cinematográfico también) esta salvación es una genialidad que convierte a Somos una Familia en una película digna de hacer nuestra.

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