domingo, 2 de abril de 2017

Oscuro animal (Felipe Guerrero, 2016)




Lo que más importa acá no es lo que dicen los personajes, sino lo que hacen. Cada imagen compone un estado del cuerpo o una acción, pocas veces un diálogo. Tantas palabras se dicen en torno al sufrimiento, pero adolecer en silencio  trae consigo cargar además con la necesidad de decir.

Acá el silencio es una postura radical ante el ruido: el de la violencia, el de la música, el de la ciudad. La pocas palabras dichas acentúan, por un lado, el sonido del entorno que devora a estas tres mujeres, y por el otro, las imágenes que nos trazan una historia para entender. Porque podemos entender desde el silencio, pero estamos tan habituados a la palabra que nos confiamos de ella.

Mientras veía la película me vinieron a la mente una cita y un personaje. La cita: "¿Soy palabra?" de Jonuel Brigue en Amor y terror de las palabras. En el fondo, a las personas no nos hacen las palabras, sino la duda primordial de ser sólo palabras. El personaje: Elisabet Vogler (Liv Ullmann) en Persona (Bergman, 1966). El silencio también es una coraza para que las palabras se resbalen por nuestro cuerpo. La diferencia entre el silencio de Elisabet y el de estas tres mujeres en Oscuro animal es que el primer silencio es decidido, el de éstas es impuesto.


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